Who killed the Zutons?
Amy winehouse versionó su tema 'Valerie' // foto: musicblog.merseyblogs.co.uk

Si algo no se le puede negar a Gran Bretaña (además de su heroico esfuerzo por exportar la hora del té al resto del mundo) es, el ser la cuna de grandes grupos, como si una especie de asteroide hubiera golpeado su superficie, distribuyendo entre los británicos el don de la música. Claro que tenemos que añadir que este ‘asteroide’ habría golpeado con más fuerza en la zona de Liverpool haciendo que sus gentes sean capaces de montar grupos de renombre durante años y años. Asteroides a parte, es cierto que muchas veces cuando nos encontramos ante la biografía de un grupo recién descubierto para nosotros nos encontramos con que su procedencia es británica.

The Zutons es uno de estos grupos que tiene a Gran Bretaña y cómo no, a Liverpool en sus orígenes. Toman su nombre del miembro de la banda de rythnm and blues, The Magic Band, Zoot Horn, también conocido como ‘Zutón’. Su formación ya es algo más similar a lo que podría haberse dado en otras partes del mundo, un proyecto entre Dave McCabe, Russel Pritchard, Sean Payne y Boyan Chowdhury que finalmente evoluciona hacia un quinteto cuando Abi Harding, la novia de Sean participa en un par de canciones con su saxofón y encandila al público y al resto de la banda.

A pesar de que este proyecto empieza en el 2001, su primer disco Who Killed….the Zutons?, no llega hasta tres años después, en abril del 2004 y logra alcanzar un modesto puesto número 13 en las listas de éxitos de Gran Bretaña. Curiosamente, en lugar de descender en la lista con el paso de los meses, en 2005 consigue un noveno puesto.

De las doce canciones que componen su primer disco, la gran mayoría están compuestas por Dave McCabe, el cantante del grupo lo cual ayuda a crear una sensación de continuidad que notamos al transcurrir de las canciones. Desde el primer tema hasta el último experimentamos la Zuton fever que nos deja noqueados desde el primer segundo del disco.

Aires funky, guitarras, saxofón, una voz que sugiere un sentimiento de yoquesé y un sonido psicodélico que evoca al mismísimo Swinging London, hace que este LP no pase inadvertido. Sus toques retro combinados con una inteligente promoción hacen de él, el disco que cualquier melómano que se precie quiera tener ya que con su edición original incluía unas gafas para ver efectos 3D durante los conciertos, una auténtica virguería.

Nos gusta porque es raro encontrar un disco ‘actual’ hecho por gente joven y con la esencia canalla propia de otra generación y otro tiempo.

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