Argentina, una voz Imperial
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Nacida en Huelva en junio de 1984, desde los tres años lleva expresando que precisa del cante y el baile para respirar. Argentina María López Tristancho heredó su nombre artístico de su abuela paterna. Su madre le grababa vídeos de Marisol y aunque creció ‘inspirándose’ en la naturalidad artística de la niña prodigio malagueña, el destino le tenía reservada una silla de nea en el imperio del flamenco.

Estuvo bailando hasta la edad de doce años, pero tras ser sometida a una prueba de voz en su academia de danza, se produjo el vuelco del destino que la situó en el camino de la verdadera iluminación, en la siempre compleja interpretación vocal del cante jondo. Aunque estuvo durante años aprendiendo a cantar fandangos en su Huelva natal, en el marco de la Peña Flamenca de Huelva, donde formó parte del grupo Niños de Huelva y el grupo Cané, a Argentina la voz se le escapaba por los senderos más densos, su profundidad y fortaleza vocal la condujeron hacia el estudio y la experimentación de los diversos palos del flamenco.

Estudió cante en la escuela de Cristina Heeren en Sevilla, donde profesores como Esperanza Fernández o José de la Tomasa identificaron a una cantante poderosa e intuitiva que poseía destellos de genialidad y sobre todo unas ansias por aprender, por preocuparse del dominio técnico de su instrumento, fuera de lo común. Argentina se acercó a los diferentes cantes o más bien los diferentes cantes se acercaron a su voz, la atraparon en una adolescencia y juventud dedicada al estudio de los más grandes. La Paquera de Jerez, La Niña de los Peines, Antonio Mairena, Terremoto de Jerez, Antonio Chacón, le mostraron un camino que respetaba profundamente, el de las bases del flamenco de las que se nutrió para llegar a la gente y mantener muy viva la llama. Quizás por ello la gente piensa que su voz tiene un poso antiguo, Argentina sueña fundir su voz a Pastora María Pavón Cruz, desea que “La niña de los Peines” la acoja en el regazo de las peteneras y las seguiriyas, que hasta no hace mucho sentía inalcanzables. Decía Lorca que Pastora Pavón poseía una voz suprema, como de estaño fundido, sin matices, desnuda por el duende, tronchada por él, por eso la cantante onubense la tiene como referencia constante. Igualmente Argentina quedó prendada por la personalidad y el temperamento de Francisca Méndez Garrido, “La Paquera de Jerez”, que se nos marchó en 2005 como reina regente del duende de las bulerías.

Son estas voces las que moldearon sus sueños por acercarse a lo jondo, por sentir en cuerpo propio esa magia inalcanzable que hace que la guitarra grite ardiente a fuego vivo por el poder de Argentina, que no es Imperio sino que tiene una voz imperial, que parece surgida del brocal del pozo más profundo del flamenco, donde la alquimia sagrada del cante efectúa sus mezclas más puras sobre la base del duende.

Tanta fortaleza, potencia tanta; mostraban los estragos de la mujer al cante y las jonduras tantas, pues Argentina es un quiasmo de flamenco que brota de una garganta. De ese mar de palmas surgieron tus lágrimas, lágrimas de melancolía flamenca, de una voz que rasga el silencio y la oscuridad, dominadora de todos los palos del flamenco, duende a palo seco.

Con su primer disco “Argentina” publicado en el año 2006, consiguió el Premio de la Crítica al Mejor Disco de Cante Revelación, con aquel trabajo se agarró a cantes como las bulerías, los tangos, las alegrías, soleás, guajiras, rumbas o seguiriyas. Valiente y poderosa, Argentina jamás se arruga y puede entreverse entre su justeza y templanza el estilo de El Mellizo por soleá. Su voz grave y talentosa tomó Huelva, Sevilla, Málaga, Cádiz y Graná, su verdad pasó la prueba en grandes templos como El Lope de Vega, el Alhambra y el Falla. También puso pica en Flandes en auditorios internacionales, como el Festival de Mont-de-Marsan, y nacionales como Barcelona y Madrid en el marco incomparable de los Jardines de Sabatini.

Premio Revelación de la Crítica en 2006, con su segundo disco “Las minas de Egipto” nos hizo descubrir la evolución de una voz repleta de colores, merecedora del Premio del Público de Flamenco 2010 de Canal Sur Radio. 2011 fue sin duda un año decisivo en su carrera, pues la onubense efectuó un fascinante “Viaje por el cante”, espectáculo que acabó convirtiéndose en su tercer disco, publicado en 2012 y con el que logró consolidarse como una de las grandes voces de la nueva generación. Una voz de plata que en pocos años se abrió hueco en el hondo mundo del flamenco, como se dice en el argot, echándole papas.

Es Argentina por tanto “ruiseñora paya”, una maravillosa realidad del más genuino cante andaluz, de profundo sentimiento, de hondo llanto, en cuyo cante se degustan los dejos de sal marina de su Huelva natal, la pasión que aporta el amor, la rabia del desamor, la verdad del cante, las ganas de cantar. El poso de la vida, el vacío que te queda al acabar de cantar un martinete, una madeja de duende, como una naranja exprimida, el compás de una bulería, la magia de una templada soleá, el gozo del cante por alegrías. Una voz capaz de desenterrar los tangos del Piyayo, las serranas, las peteneras, las jaberas, las cantiñas, el garrotín… porque como Argentina, que va para Imperio, todos nos acordamos de Chano que en esto del flamenco es cuestión Imperial.

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