Manu Sánchez 'hace del Cervantes su reino'
Fotografía: Rubén García Perea

El Rey Solo, mi reino por un puchero. Así se presentaba la cartelería que anunciaba la llegada de Manu Sánchez a la ciudad malagueña el pasado 29 de Octubre.

El espectáculo narra la historia de un príncipe, andaluz de pura cepa, que llega al momento de su emancipación y correspondiente discurso de investidura el cual previamente deberá preparar de "forma que se le entienda".

El telón se alzó al son de una parodia del popular "Ciclo de la Vida" dejando ver a "El Rey Solo" sentado en su trono en el interior de su "palacio de soltero". Una puesta en escena sencilla a la vez que eficaz y directa que pretendía simular una habitación de palacio. Una luminotecnia tenue durante toda la función combinando colores cálidos y fríos.

En el transcurso de la obra, el humorista no sale de su línea de monólogo a la que nos tiene habituados, comienza con la historia de su infancia y la relación con su madre durante más de una hora, tiempo en el que el público que aborrataba el patio de butacas e incluso el paraíso, reía sin cesar mientras recordaban anécdotas que a todos nos han ocurrido alguna vez.
A continuación, tuvo lugar un número musical que parodiaba a diferentes cantantes del panorama español a lo que le seguía un polémico tema: la monarquía. Como era de esperar, esta segunda parte tuvo una abundante carga de guiños a la actualidad relacionada con la realeza, imitando incluso al propio ex-Rey Juan Carlos.

La crítica a los escándalos actuales fue protagonista en toda la obra, apareciendo incluso en escena el pequeño Nicolás, por supuesto.

Otro tema principal, tratado en el tono más reivindicativo posible, el acento andaluz. Éste lo defendía a capa y espada al igual que desmontaba todos los tópicos relacionados con Andalucía y sus gentes.

Aquí no se habla un mal castellano sino un perfecto andaluz.

En definitiva, un monólogo con una pequeña carga teatral quizá bastante menor de lo que sugiere la descripción del espectáculo, pero que consiguió meterse en el bolsillo al público malagueño haciéndolo reír durante casi tres horas.