Miguel Poveda: Petrarca del cante
Foto: www.miguelpoveda.com

Trabajo nuevo, totalmente distinto a lo hecho con anterioridad el que nos presenta Miguel Poveda en Sonetos y poemas para la Libertad. El artista catalán siempre vinculado a la poesía, anuda en esta ocasión su voz al soneto, a Quevedo, Rafael de León, García Lorca, Borges, Miguel Hernández, Pablo Neruda, Gil de Viedma o Joaquín Sabina. Con la producción del maestro Joan Albert Amargos, la genial colaboración de Pedro Guerra (que ha logrado poner música a los sonetos preservando la emoción, la esencia y la coherencia de los mismos), el trabajo del poeta Luis García Montero y la inconmensurable omnipresencia de Chicuelo.

Escuchando a Poveda en su nuevo aporte nos preguntamos qué pensarían Dante o Petrarca, los dos poetas que se encargaron de consolidar esta composición poética de origen italiano y 14 versos endecasílabos consonantes. Seguro que lanzarían al aire su lirismo con el objeto de ser atrapados e interpretados por la música y la voz de Miguel. Pues son los sonetos quince temas para el cante bordado de literatura, Para la libertad de Miguel Hernández, estado que pregona Poveda tanto para la vida como para la música, para Desmayarse y atreverse, con el enorme Lope de Vega; también tiempos tremendos de Guerra a la guerra por la guerra de un poeta marinero llamado Rafael Alberti. Tiempos para recordar a un maestro, que de la pluma de Sabina se convierte en soneto inmortal, eso es lo que se siente al escuchar el compás de Poveda jugándose la vida al cantar Enrique y Granada.

Poveda suena a poeta más que nunca, porque Federico García Lorca habla por su garganta en el Soneto de la dulce queja. Igualmente porque nadie como Quevedo para definir los contrastes del amor en un soneto que canta Miguel, como Hielo abrasador. Y en los perdidos arrabales de la memoria el cante se hace soneto en La Lluvia, de Jorge Luis Borges; se hace inmortal como el Amor mío si muero y tú no mueres, de Pablo Neruda. Y como es inconcebible que un artista como Poveda se ‘olvide’ de Rafael de León, canta Bebiéndome la dulce primavera. Pues son versos torcidos del poeta por el ‘filo anavajado’ de una voz, tal y como demuestra Luis Eduardo Aute en Querido Guerra, haciéndonos una genial demostración de su maravillosa incapacidad para escribir Sonetos.

Y ahora que se acerca la primavera, Miguel Poveda quiso poner música y voz, en forma de bulería, al poema Abril se ha equivocado, de José Antonio Muñoz Rojas; poniendo fuego a la vida junto a Miguel Ríos y Ana Belén en el soneto Donde pongo la vida de Ángel González, pues como versaba el genial Gil de Biedma en su soneto No volveré a ser joven, lo verdaderamente importante es poseer una actitud joven ante la vida, la necesidad de creer que aún nos queda mucho con lo que atrevernos. Trabajo intangible, de matices inasibles, cuyas primeras presentaciones tendrán lugar en Sevilla (18, 19 y 20 de junio), en el Teatro Real de Madrid (23 julio) y en el Festival Pedralbes de Música el 9 de julio.

Poveda concibe la música como una expresión artística para compartir, para aprender, para sentir, para crear, para recordar, para atreverse e innovar. Pues como diría Lope:

Un soneto me manda cantar Violante,

en mi vida me he visto en tal aprieto;

catorce versos dicen que es soneto,

canta Poveda, Petrarca del cante...

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