Tras más de diez años publicando discos, un golpe tan fuerte como es perder a una madre, convierte el último de Sufjan Stevens en su trabajo más íntimo y probablemente el de mejor calidad. La muerte de su madre y los recuerdos del norteamericano junto a ella, inspiran los once temas de este disco que lleva por título el nombre de su progenitora y el del marido de esta (Carrie & Lowell).
En cada tema encontramos colores y sonidos diferentes, a la vez que letras que buscan explicar variados sentimientos y momentos en la vida de Carrie y su hijo. Como nexo, la no presencia de percusión, excepto en momentos muy puntuales, además de una clara búsqueda de dulzura desgarradora en cada acorde y en cada palabra y el relajante sonido acústico.
Las letras describen desde los fantasmas que el músico cree ver tras la muerte de su madre, hasta el amor maternofilial, pasando por la incongruencia en temas en los que claramente pretende explorarse a sí mismo. Este trabajo de Sufjan Stevens se basa, en resumen, en la autobúsqueda personal y en los recuerdos. Una mezcla explosiva de sonido tranquilo y letras sacadas de lo más profundo de su mente.
