Manuel Carrasco, Bailar el Viento
Foto: universalmusic.com

El artista onubense vuelve a exponer su sello de creatividad en el que es su sexto trabajo de estudio, Bailar el viento, grabado entre Madrid y Nueva York, producido por Pablo Cebrián, y mezclado por Michael Bauer en Electric Lady Studio. En este trabajo Manuel Carrasco cumple un nuevo sueño, quizás inimaginable para él, puesto que como ha declarado en más de una ocasión desde que concluyó la grabación del disco, nunca se habría imaginado grabando un disco en Nueva York. Su nuevo trabajo discográfico puesto a la venta el pasado 30 de octubre se define según la nota de prensa emitida por Universal Music de la siguiente manera: “en las 13 nuevas canciones que nos entrega en este Bailar el Viento, Manuel se envuelve en unos nuevos registros de sonido con una potencia rotunda y contundente, que le eleva a un nivel superior. Sin dejar de ser él mismo, Manuel sigue cantándole al amor, al desamor, de una forma sobresaliente“.

Carrasco quiere aportar su granito de arena para con su voz hacer más llevaderos los malos tiempos con una actitud positiva, bailando el viento con la actitud correcta con la que hay que afrontar la vida. Este nuevo trabajo tiene mucha fuerza, mucha luz, mucha vida, nuevas historias y como siempre que está la creatividad y la voz de Manuel, mucha emoción. Definitivamente el artista onubense toma las riendas de su carrera, de lo que quiere expresar y la forma de expresarlo. En estos tiempos más que nunca hemos de bailar el viento, y este disco es el reflejo de lo que estamos pasando, el reflejo de un Carrasco más maduro, sincero y potente. En la voz clara de Manuel se percibe su actual serenidad, su capacidad para ver la vida con otra mirada, con aquella que verdaderamente le apetece. Sin duda para conseguirlo ha tenido que transcurrir un tiempo de experiencias y sobre todo de consolidación, de demostrar que tiene un talento sumamente apreciable en el panorama musical español.

En esencia en este disco está presente el Manuel de siempre, aquel que busca dentro de sí mismo, pero un artista que ha evolucionado, para desde una situación calmada poner voz a los que viven y sobreviven, a aquellos que bailan el viento cada mañana para salir adelante tanto en las relaciones personales como en la vida cotidiana. Respecto a ello, su primer sencillo, Ya no, es una canción de ruptura con lo anterior, de ser valiente sin mirar atrás. Una canción con la que no quiere mirar atrás, pero que curiosamente rescató de un pasado cercano, un tema aparcado que un buen día le volvió a llamar. Yo quiero vivir, otra canción que pensó para Malú, pero que acabó reescribiendo para este disco. Siendo uno mismo es su preferida, y es la última canción que escribió para el disco, prácticamente sonando la campana, a solo dos días de volar a Nueva York para grabar el disco. En ella Manuel es él mismo, porque siendo uno mismo en cualquier parte, vale la pena pelear por nuestros sueños, vale la pena equivocarse y levantarse y vale la pena liberarse y ser el dueño. Ser el dueño entre otras cosas de su carrera, de Tambores de guerra, de Bailar el viento, de Ya no, de Siendo uno mismo, de Uno X uno, de Pequeña sonrisa sonora, de Yo quiero vivir, de Amor planetario, de La voz de dentro, de No tengo prisa, de Y ahora lo sé, de Pájaro sin vuelo, y de Libre.

De las trece canciones de este nuevo disco en el que reconocemos al Manuel Carrasco de siempre, el talentoso, el emocional, ese que siempre sonó a mar, pero que en esta ocasión incorpora el viento, baila con él, porque se siente brisa para cantar lo que expresa, porque juega con el levante de los tiempos para hacerlo con determinación y fuerza. Manuel es una cometa al viento que toma las riendas de su destino y una pequeña sonrisa sonora al balcón del corazón, un corazón libre, pues toda libertad empieza por uno mismo. Y este Manuel se nos muestra libre, sincero y luchador, dando voz a todos nosotros, pájaros sin vuelo que con sus canciones comenzamos a volver a volar, bailando con el viento.

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