La natación rusa nada en otra liga. Sus objetivos son distintos a los del resto de países continentales, acordes a su población, capacidad y calidad. Lagunov, Fesikov, Efimova, Lobintsev, Izotov y sobre todo el conocido como “Expreso de Siberia”, Vladimir Morozov, arrasan en la competición continental que disputen.

El Campeonato de Europa de piscina corta de Herning es una oportunidad para demostrar la supremacía del equipo ruso. Su líder, Morozov, ya se proclamó campeón de los 50m libres en el primer día de competición, y lo ha vuelto a hacer en la tercera jornada en una prueba que quizás no domina con tanta facilidad, los 100m libres.

En la retina de todos los aficionados a la natación está su pinchazo en la final de Barcelona, aquella en la que tocó con los pies por debajo del récord del mundo al paso por los 50 para después hundirse hasta las últimas posiciones. No ocurrió así esta vez, y Morozov –que ya en las eliminatorias demostró estar un escalón por encima del resto- se proclamó campeón de Europa seguido por su compatriota y compañero de relevo Danila Izotov.

Sin Florent Manaudou, las dudas sobre la victoria final del nadador de los Trojans eran pocas. Él mismo admitió que la competición sin su rival francés iba a ser totalmente distinta, y la prueba es que nadie acechó su liderazgo en la final del hectómetro, no tan siquiera los italianos Pippo Magnini y Marco Orsi. Con más de medio cuerpo de ventaja tocó la pared Morozov (45.96), una marca que podría haber sido mejor de haber tenido un rival a su altura. 

Después de nadar la semifinal de los 100m estilos y la mencionada final de los 100m libres, aún le quedaron fueras a Vladimir para marcar un parcial de 20.72 en su posta de los 4x50m libres mixtos en el que Rusia -como no podía ser de otra forma- se proclamó campeona de Europa sin demasiados problemas.

En esta ocasión los 100m libres fueron un paseo militar para él. Habrá que esperar al verano para verle en otras circunstancias.