Mireia Belmonte acapara las portadas. Su éxito en los Europeos de Berlín, con seis medallas, es indiscutible. Líder y gran estrella de la natación española –y en parte del extranjero–, enseña el camino a una selección que le sigue con pasos cortos, pero firmes. Duane da Rocha, oro en 200 m espalda, Judit Ignacio, plata en 200 m mariposa, y Jessica Vall, bronce en 200 m braza, nadan a rebufo de Mireia. Hay más. España volvió de la piscina del Velodrom con 11 nuevos récords nacionales y 25 finalistas. Balance positivo y futuro esperanzador. Para muestra, un botón: las dos plusmarcas más antiguas no resistieron. Duane rebajó en 200 m espalda (2:09,13) el tope de Nina Zhivanevskaya del año 2000, y Markel Alberdi rompió en 100 m libre (49,25) la marca de Edu Lorente del 2004.  No todo es Mireia.

El oro más inesperado

“Quería probarme a mí misma, no esperaba llegar en tan buena forma. Estoy súper contenta después de unos años muy malos”. Así se mostró Duane da Rocha, sorprendida con su primer oro continental en piscina larga, que dedica a sus padres y su hermano: “Siempre han estado ahí para apoyarme”. Malagueña de 26 años nacida en Brasil, su carrera parecía condenada al olvido tras el chasco en Londres’12 y Barcelona’13 –no alcanzó la final en ninguna de las pruebas que nadó–. Duane dejó Madrid y el prestigioso Canoe CN para volver a casa y entrenar en el humilde CN Mijas.  “En Málaga he cambiado el entorno, estoy con los míos y Xavi (Casademont, su entrenador) ha confiado en mí. Hemos ido paso a paso, no nos hemos precipitado y ha salido mejor de lo que nos imaginábamos”.

“No hemos hecho nada especial, simplemente entrenar. Estaba fuerte y contenta, esa ha sido la única clave del éxito, porque el potencial para hacer algo así ya lo llevaba consigo”, explicó Casademont en declaraciones al diario La Vanguardia. Asombrada con el oro en 200 m espalda, Duane se quedó fuera de la final de 100 m un día después. “Me ha pillado desprevenida. No me esperaba todas las emociones del día anterior, pero me quité la espinita en el relevo”. Una rápida primera posta (1:00,58) le acercó a su marca personal y al récord de España de Zhivanesvskaya. Derribar la barrera del minuto es uno de sus objetivos en el futuro. El gran sueño está en Brasil, la tierra que le vio nacer, y en los Juegos de Río 2016.

Los caminos al podio

Judit Ignacio, plata en 200 m mariposa, y Jessica Vall, bronce en 200 m braza, confirmaron en Berlín su progresión. La élite les ha recibido por vías diferentes. Campeona mundial y de Europa en categoría júnior, la trayectoria de Judit (20 años) estaba desde hace años orientada al éxito. Jessica (25) es una excepción en un deporte dominado por talentos precoces. Priorizó sus estudios en Biomedicina a los entrenamientos. Ya licenciada se entregó a la piscina. Y le salió bien. Ambas lograron en el Velodrom su primer podio continental de piscina larga.

“No soy del todo consciente de lo que significa, pero estoy muy contenta de haber conseguido los objetivos: bajar mi marca y conseguir la medalla”, explicó una incrédula Judit. Tras cuatro años junto a Mireia Belmonte y a las órdenes de Fred Vergnoux en el CN Sabadell, en 2013 se mudó a la Residencia Blume, en Madrid. “Ha sido un cambio positivo, me ha ayudado a crecer como persona y deportista. Necesitaba abrir la mente, vivir otra natación y otras motivaciones. Es en lo que más me han ayudado mi entrenador (Bart Kizierowski) y mis compañeros”.  En la final, Judit paró el crono en 2:06,66, su mejor marca de siempre en 200 m mariposa, confesó que “da gusto ver a Hosszu (bronce) en el cajón más bajo del podio” y reveló su gran objetivo: “¿Por qué no soñar con Río?”.

En Río también quiere estar la barcelonesa Jessica Vall, bronce en 200 m braza. Supersticiosa o no, prefiere no adelantar acontecimientos. En el agua desde los seis años –una monitora detectó su talento en un campamento de verano y le recomendó al CN Catalunya–, tardó en explotar porque antepuso su futuro profesional a la natación. “Me ha costado mucho trabajo llegar hasta aquí y lo valoro doblemente”. Jessi no se conforma: “Esto me anima para empezar a trabajar el 1 de septiembre y ver qué cosas se han hecho bien y cuáles no tan bien para seguir mejorando”. El cuarto puesto en 100 m braza –a solo 15 centésimas del bronce– y la eliminación en las series de 50 m le dejaron un mal sabor de boca. “Después de la final de 100 m estaba muy enfadada”, desvela Jordi Jou, su entrenador en el CN Sant Andreu.

Ha nacido una estrella

Irrumpió en los Campeonatos de España con la plusmarca nacional de 100 m libre y se ganó un sitio en la selección para Berlín. Fátima Gallardo (17 años), del CN Badajoz, se entrena en piscina de 25 m y es una niña extremadamente tímida: “Me da un poco de vergüenza salir en todos lados”. Su medio de expresión está en la piscina. Así lo demostró en su primera competición continental absoluta. Otro récord de España en 100 m libre (54,85), final y sexta plaza. “He cumplido con mis objetivos de la temporada, pero tengo que seguir entrenando si quiero estar en los Mundiales y los Juegos”.

Su eclosión le valió un puesto en los relevos de 4x200 y 4x100 estilos. Dos finales más y un nuevo récord de España. “Soy la más pequeña, pero estoy muy a gusto en este grupo. Formar parte de un equipo que consigue medallas y entra en tantas finales ayuda mucho”. Fátima es la gran esperanza de la velocidad española y no le faltan ofertas, pero en sus planes no entra moverse de Extremadura. Seguirá un año más en el Centro de Tecnificación de Cáceres con su entrenador Serafín Calvo: “Por ahora necesito estar en casa, cerca de mis padres. Todavía soy muy joven”. Sin prisas, pero sin pausa. Ha nacido una estrella.

Relevo generacional

Si la natación femenina en España vive su mejor momento, la masculina se encuentra en plena transición. Rafa Muñoz (26 años), doble campeón de Europa en 50 m mariposa y referente durante años, acabó quinto en Berlín –a sólo tres centésimas del podio– y declaró que medita su retirada: “Creo que no le debo nada a la piscina; me ha dado y me ha quitado las mismas cosas por igual. Llevo veinte años entrenánome, pero no cotizo. Después de esto ya se verá”. Tras Muñoz y Juanmi Rando (26), capitán de la selección y finalista de 100 m espalda en Berlín, asoma una generación con muy buena pinta.

Markel Alberdi (23), Carlos Peralta (20) y Edu Solaeche (20) fueron los tres españoles que brillaron con luz propia en el Velodrom. El velocista de Eibar se cargó el récord de España de 100 m libre (49,25) en la primera posta del relevo 4x100 y alcanzó las semis en la prueba individual. Peralta, en un estado de forma brutal, salió a plusmarca nacional por cada vez que se tiró a la piscina. El malagueño marcó un nuevo tope en 200 m mariposa (1:57,01), alcanzó la final y terminó en sexta posición. Solaeche, que se entrena con Ryan Lochte en la Universidad de Florida, luchó por las medallas en 200 m estilos y acabó quinto, a menos de un segundo del podio. Los chicos también juegan.