Tras la finalización de la natación en la piscina con Phelps y Ledecky como grandes protagonistas, llegaba el momento de las aguas abiertas en la playa de Forte de Copacabana. Los 10 kilómetros femeninos darían el pistoletazo de salida a unas pruebas que se caracterizan por su espectacularidad en ciertos momentos. El escenario era inmejorable para disputarse tres preseas más ligadas al agua.

Salida descafeinada

Uno de los momentos más espectaculares que se pueden contemplar en una prueba de aguas abiertas es el instante de la salida. Todos los participantes se colocan en una plataforma de salida y esperan la señal de los jueces para lanzarse al agua y luchar por las mejores posiciones. Una buena colocación en la salida puede determinar una buena posición final en la carrera. 

Parece que los Juegos Olímpicos de Brasil pasarán a la historia por los inconvenientes. El agua verde de la piscina de warerpolo y un sistema de salida un tanto irregular y desorganizado en las aguas abiertas. Una barca y los nadadores en el agua de forma completamente aleatoria y sin rebasar supuestamente una línea que solo los jueces veían. Todo muy 'organizado' si. La plataforma de salida se vino abajo dos días antes de la prueba. 

La italiana Bruni líder en el primer parcial

La prueba comenzó con todas las nadadoras muy juntas y llegando a la primera bolla fijada en los 2500 metros en algo más de media hora. Para deleite del público local, las brasileñas Ana Marcela Cunha y Poliana Okimoto estaban dentro del grupo de las mejores, lideradas por la italiana Rachele Bruni y seguida por la china Xin Xin. Mientras tanto la española Erika Villaecija ocupaba la decimoséptima plaza. 

Van Rouwendaal a por el oro

En el paso por el ecuador de la prueba las que finalmente serían medallas iban acercándose a los puestos de cabeza para lanzar su ataque final en el tercer punto de cronometraje. La holandesa Sharon Van Rouwendaal iba tercera en un grupo comandado por la polaca Joanna Zachoszcz. Un total de cinco nadadoras empezaban a sacar una tímida ventaja de poco más de dos segundos sobre el resto de participantes. Rachele Bruni sorprendentemente se descolgaba e iba décimo segunda a 3.9 segundos. Erika Villaecija no podía con el ritmo de las líderes y se dejaba 9.7 en la vigésimo segunda posición. 

Lanzadas a por las medallas

La carrera estaba definitivamente rota en el paso por el los 7500 metros. La eslovena Spela Perse comandaba la prueba y era seguida muy de cerca por Van Rouwendal, Rachele Bruni y Poliana Okimoto aunque Spela podía soñar con colgarse el oro tras tocar el muro final. Quedaba el tramo final, el más duro y el momento de sacar esa carta mágica empezaba a llegar. Villaecija se despedía prácticamente de cualquier opción de medalla en la décimo séptima plaza. 

Final con polémica

En la última vuelta al circuito del Fuerte de Copacabana, la holandesa empezó a imponer un ritmo infernal que le llevaría a quedarse en cabeza con una ventaja que hacía muy difícil que le birlaran el oro. Por detrás Richele Bruni y la francesa Aurelie Muller peleaban, literalmente, por hacerse con la medalla de plata. En la llegada hubo de todo y los jueces decidieron descalificar a la nadadora gala por conducta antideportiva ya que se había echado sobre la italiana para hacerse con el segundo puesto. La beneficiada de esta decisión arbitral fue la brasileña Poliana Okimoto que se encontró con el bronce colgado sobre su cuello. Erika no pudo realizar su mejor prueba y terminó décimo séptimo.

Aurelie Muller peleaba, literalmente, por hacerse con la medalla de plata

Espectacular final para una prueba que no deja indiferente al aficionado a la natación y que muestra un gran esfuerzo por parte de los protagonistas y que en sus ansias por llevarse uno de los preciados metales, hacen cosas como la de la francesa. Los jueves no fueron indulgentes y actuaron tal y como marcan las normas del olimpismo apelando al juego limpio.