Cuatro años atrás Michael Phelps confirmaba lo que ningún fan de la natación esperaba: el deportista norteamericano se retiraba después de hacer historia en los Juegos Olímpicos y arrasar en las pruebas en las que participaba el Tiburón de Baltimore.

Sin embargo, la aparición de Boomer, su hijo, en la vida de la estrella hizo replantearse esa decisión y disputar en Río otros Juegos Olímpicos para darle a su hijo un recuerdo, a pesar de la corta edad del heredero de Michael Phelps, consiguiendo una medalla histórica dada la edad y trayectoria inigualable del deportista.

Cumpliendo otro sueño de cualquier deportista, el de ser el abanderado de tu país para la ceremonia de inauguración de los Juegos, Michael Phelps llegaba a Río en plena forma y con mucha moral tras los buenos trials realizados. El objetivo estaba claro: conseguir cinco medallas más para su despedida de la alta competición. El resultado no decepcionaría a ningún seguidor de la natación, cinco oros, y una plata, tras conseguir la venganza ante Le Clos en la prueba fetiche del tiburón de Baltimore y siendo únicamente derrotado por el joven Schooling en los 100 mariposa.

"Tengo una lista interminable de cosas por hacer. Esta es la última vez que me habéis visto competir en el agua. Esta es la razón por la que las emociones me superaron anoche", dijo Phelps en rueda de prensa tras ganar su última medalla.

Parece que el futuro del mejor nadador de la historia podría seguir en el agua, y es que Phelps quiere ayudar a los niños pequeños enseñándoles a nadar, para que se sientan más cómodos en el medio que tanto éxito le ha dado al bueno de Michael.

Se retira una de las leyendas del mundo del deporte de este siglo, un hombre que ha derrotado a lo largo de su carrera a los bañadores 'milagro', al dopping y a sus duros rivales a base de ritmos apoteósicos, con mucha intensidad y un final espectacular para alzarse con 28 metales, 23 de ellos de oro y cerrar un ciclo en los libros de los récords del deporte.