Fue uno de los resultados menos esperados del fin de semana. Texans alimentaba su campaña en base a la defensiva reconstruida, mientras que Giants se había olvidado de quién era Eli Manning. Las estadísticas marcaban un rumbo favorable a Houston, pero lo grandioso de este deporte ocurre cuando lo previsible se transforma en inesperado.

Con el retorno de la dupla Manning-Cruz aumentan las posibilidades de New York para pelear en la división. El híbrido mariscal de campo de Giants es muy cerebral y, asimismo, bastante anímico en su rendimiento. Esto condiciona al resto, aunque, si está con las luces encendidas, se transforma en un líder contagioso para salir adelante.

El partido tuvo un momento condicionante para Houston, cuando los jueces anularon un terrible pase entre Ryan Fitzpatrick y DeAndre Hopkins por una formación ilegal. En la misma serie, y retrocediendo, el mariscal de Texans fue interceptado, lo que inmediatamente culminó con una anotación de Rashad Jennings, quien sumó 176 yardas y 34 acarreos. Así, con un 14-0 parcial, se marcharon al medio tiempo.

Las tres intercepciones sufridas por Fitzpatrick y la ausencia de Foster anunciaron la decadencia del juego ofensivo de la visita. Además, Giants salió decidido desde el comienzo del segundo cuarto, cuando Manning y Cruz se combinaron para la primera anotación del encuentro. Eli completó 21 de 28 pases lanzados, con 234 yardas y una anotación más, la que lanzó hacia Daniel Fells en el último período.

Houston estuvo a siete unidades de la igualdad, pero en cuarto final fue todo de la defensiva 'gigante'. El desafío está planteado con el mariscal de campo y su perfil ante la ausencia de Foster: ¿podrá hacerse cargo de la ofensiva y generar el juego aéreo necesario?