Era uno de los duelos más esperados del fin de semana. La juventud de la franquicia tejana aún no genera una rivalidad encarnizada con Dallas, pero lentamente, los choques entre los equipos del estado de Texas van generando expectativas en torno al crecimiento deportivo de ambos. Por un lado, la poderosa defensiva de Houston comandada por J.J. Watt. Del otro, la renovada ofensiva del cada vez menos cuestionado Tony Romo.

El choque de estilos estaba planteado en el Cowboys Stadium, con 90.000 almas alentando a los locales, quienes, tras perder en el debut ante 49ers, encolumnaron tres triunfos consecutivos. La visita solo había caído ante Giants, en New York, y no sufrieron demasiados contratiempos en esta campaña. El cambio de mariscal de campo le sintió mejor de lo esperado, mientras Arian Foster mantiene un nivel extraordinario.

El runningback de Texans corrió en 23 ocasiones, sumando 157 yardas y dos touchdowns. La última anotación del corredor sirvió para la igualdad en el marcador a 41 segundos y que determinó la prórroga del encuentro. Esta fue, es y será el arma más poderosa del conjunto visitante, que ahora es conducido por Ryan Fitzpatrick y quien relega sus lanzamientos para la estrategia terrestre de la ofensiva. El quarterback sumó apenas 154 yardas, tres menos que Foster, y fue interceptado una vez.

Esto habla muy bien del juego defensivo de Dallas, que mejoró este 2014 para convertir al equipo en un serio competidor por la NFC. Así, los vaqueros lucen más equilibrados que en años anteriores, con juego terrestre preponderante, lo que libera a Romo de las presiones y alimenta otro armamento sofisticado con DeMarco Murray. El corredor se ha transformado en el héroe de Cowboys, ya que el jugador corrió con el balón sumando más de 100 yardas por quinto partido consecutivo. Ahora, ¿cuál fue la clave del cambio? Haber acertado con la corrección del principal déficit de Dallas en las campañas recientes: reestructurar la línea ofensiva.

Hoy en día, para que un equipo sea considerado en la NFL debe cumplir con tres factores: disciplinar al plantel, armar una buena defensa y conformar una sólida línea ofensiva. Luego se habla de táctica y de estrategia. Ningún objetivo sería posible si antes no cumple con lo prioritario. Entre otros, Dallas ya cumplió con todo ello.

Tras un comienzo olvidable y errático para ambos, Tony Romo tuvo otra tarde bastante óptima: dio 28 de 41 pases, con 324 yardas, 2 touchdowns y una intercepción. Quien mejor entiende al mariscal de campo es el brillante Dez Bryant. El receptor está jugando muy bien y atrapa todo lo que Romo lanza. Sin embargo, la notación más espectacular fue la de Terrance Williams, quien atrapó un lanzamiento de 43 yardas.

Por su parte, Dan Bailey fue factor determinante para la prórroga y para el cierre del encuentro, ya que convirtió un gol de campo de 49 yardas en tiempo extra, luego de haber errado uno de 53 yardas en el final del tiempo regular. Con ese fallido, cortó la marca de 30 field goals consecutivos para Cowboys, pero el que contó fue el último.

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