Si un equipo diezmado tiene enfrente a Detroit, lo menos que debe hacer es arriesgarse. Eso concibió Minnesota y lo pagó carísimo, con un mariscal novato y errático y ante una de las defensivas más sólidas de la liga. Las ausencias de Adrian Peterson y Matt Cassel condicionaron a Vikings para el 2014 y solo con un milagro podría levantar esta campaña.

Los cambios en la defensiva de Lions introducidos por el coordinador Teryl Austin dieron resultado una vez más y el quarterback de Vikings, Teddy Brodgewater, sufrió tres intercepciones, dos de ellas en manos de Tahir Whitehead. Para colmo, en la ofensiva, Matt Stafford no contó con sus armas principales, Calvin Johnson y Reggie Bush, ambos lesionados. Detroit se cuidó para no dañar su esquema de ataque y así y todo fue mucho más que el rival.

Hubo dos touchdowns en el pleito: el primero llegó en el cuarto inicial, cuando Stafford encontró a Theo Riddick, el reemplazante de “Megatron”, y el receptor entró en la zona de anotación tras nueve yardas; el otro sucedió en el último cuarto, cuando Joique Bell saltó por encima de una montonera rival y marcó los seis puntos tras volar una yarda. Stafford lanzó 19 de 33 pases, con 185 yardas y mantiene su nivel para pelear hacia la postemporada.

La campaña de Minnesota refleja que ante Atlanta ganó de casualidad o, al menos, tuvo una buena estrategia para superar a otro equipo diezmado como Falcons. En aquella ocasión, había retornado a las fuentes para correr con el balón. Con Brodgewater quedó demostrado que no hay que lanzar tanto por aire.