El juego divisional tuvo un comienzo inesperado, con la intercepción anotadora de Kendrick Lewis sobre Andrew Luck. Inmediatamente, Texans comenzaba ganando el pleito y todo indicaba que no sería fácil la tarea para el quarterback de Colts. Sin embargo, este equipo sabe cómo dar vuelta resultados adversos. Esta cualidad podría tener un lado gris porque los inicios de “Indy” suelen ser complicados. Claramente, Colts arranca frío y culmina revolucionado, como un tornado.

La recuperación de Luck llegó en el segundo cuarto, al anotar dos touchdowns: el primero con pase de 26 yardas hacia Hakeem Nicks y el restante fue recibido por Dwayne Allen tras un breve recorrido. Luego, el gran trabajo de la defensiva fue determinante para que Houston apenas sume un gol de campo por el resto del encuentro.

Indianapolis ganó por cuarta ocasión en fila y alzó el título divisional para pensar de rápidamente en los playoff. Además, el histórico Reggie Wayne superó a Peyton Manning en la estadística de victorias y partidos jugados, con 209 juegos y 142 triunfos.

Por su parte, Texans necesita con urgencia un quarterback relevante que sepa conducir a un grupo que depende casi exclusivamente de J.J. Watt. La ausencia de un líder en la ofensiva le impide dar el salto de calidad, sobre todo en una plantilla que posee buenos receptores y corredores.

El domingo, Houston sufrió la lesión de Ryan Fitzpatrick, quien fue reemplazado por el novato Tom Savage. El joven quarterback apenas lanzó 10 de 19 pases completos para 127 yardas. El potencial de Texans está bloqueado desde hace años y, con la derrota, quedó eliminado.

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