No jugaban por nada. Saints y Buccaneers tuvieron un año para el olvido y llegaron a la última semana sin chances de conseguir algo productivo. Aunque Tampa Bay pudo haber jugado pensando en no ceder el pick 1 del draft 2015, algo usual en los equipos que llegan en la cola de las posiciones de la NFL. Y le fue bien en eso...

Sin embargo, jugar para perder podría resultar riesgoso, ya que a la Liga le encanta sancionar conductas antideportivas. La incógnita está planteada porque Buccaneers comenzó ganando sin inconvenientes y cayó estrepitosamente hasta que New Orleans lo dio vuelta.

La primera mitad fue de estudio y Saints perdió algunos balones que complicaron el ataque de Drew Brees. Así, en el segundo cuarto, Tampa Bay fue decidido en búsqueda del resultado servido en bandeja. El primer touchdown llegó con un pase de McCown a Mike Evans, luego de un par de goles de campo para ambos equipos.

Saints llegó a acercarse cuando Khiry Robinson anotó por tierra, pero Charles Sims se encargó de otra anotación para Tampa Bay, que se marchó al vestidor 20 a 7. Demasiado relajados, los locales se confiaron en la ventaja y en el tercer cuarto no anotaron.

Finalmente, Brees pudo enmendar los errores porque había sufrido tres intercepciones. Luego, generó avances exitosos de para Saints, anotando con un acarreo de Ingram y un pase de 36 yardas hacia Colson, cuando el reloj se agotaba. Posteriormente, Junior Galette atrapó a McCown en la end zone para marcar un safety, que selló la ventaja final.

New Orleans tenía el potencial necesario para estar en postemporada, sobre todo tras conocer los números de la NFC Sur, donde quien clasifica lo hará con record negativo. En tanto, Buccaneers sigue siendo un conjunto mediocre, que siempre intenta mejorar pero sus números van en caída permanente. Así y todo, Doug Martin sumó 108 yardas por tierra y el novato Mike Evans fijó un récord para Tampa Bay con 12 recepciones para touchdown.