Para muchos, el 2014 fue el año de Antonio Brown. Otros creen que apenas empezó a demostrar sus habilidades en la NFL. Lo cierto es que el receptor de 27 años y cinco campañas en la liga profesional viene de una temporada extraordinaria, con 1.698 yardas en pases, 129 lanzamientos atrapados y 13 touchdowns.

Teniendo en cuenta las estadísticas proyectadas desde 2010 a la fecha y las exigencias del representante del jugador, la dirigencia de la franquicia se vio obligada a modificar sus condiciones contractuales, motivadas por otras exigencias referidas a la contratación de refuerzos, producto de las lesiones.

Los números de Brown dependen en gran medida de Ben Roethlisberger, el quarterback emblemático de Pittsburgh Steelers, quien es capaz de ubicar la pelota en la palma de una mano. Por ello, “Big Ben” y Antonio son la dupla ofensiva a proteger, teniendo en cuenta la conexión que hay entre ambos.

Además, la cantidad de lesionados del plantel demandó a la dirigencia la contratación de refuerzos, lo que generó una salida de dinero extra. Así, las reestructuraciones salariales alcanzaron a Heat Miller y a Shaun Suisham. Steelers realizaron variantes en los convenios de la plantilla para que Brown gane 2 millones de dólares más de lo que percibía, alcanzando los 8 millones en 2015.

El reclamo disipó las dudas que surgieron esta semana respecto a la presencia del receptor en los primeros partidos de la temporada regular. La ingeniería “acerera” trabajó rápido y pudo contentar al representante de Brown para que no continúe amenazando a la franquicia. 

De esta forma, Brown se suma a Julio Jones y Dez Bryant, conformando el trío de receptores que lograron aumentar sus salarios de cara a la campaña 2015. Todos presionaron y ganaron dinero. Ahora será el turno de las estrellas, ya que serán exigidos al máximo para que devuelvan con jugadas todo el dinero invertido.