La temporada 2015/16 de Denver Broncos se asemejó a una montaña rusa. El equipo del 'Mile High' comenzó el año ganando sus primeros siete encuentros, pero casi ninguno fue de manera convincente. Más tarde, llegaría el momento de un cambio inesperado en la posición más importante, que traería -otra vez- buenos y malos resultados.

De vuelta, Gary Kubiak (entrenador en jefe) tomó una decisión difícil de cara a la postemporada y el equipo respondió. Los Broncos derrotaron a Pittsburgh Steelers en la Ronda Divisional y superaron a New England Patriots en el juego por el Campeonato de la AFC.

Ahora, se encuentran a dos días de enfrentar a Carolina Panthers en el Superbowl 50. Pocos lo hubiesen imaginado al inicio de la campaña, pero su largo camino los ha traído hasta San Francisco.

Un inicio peculiar

Para cualquier franquicia, comenzar una temporada con un récord de 7-0 debe significar un gran sentimiento de tranquilidad y alegría. Sin embargo, estos Broncos no pudieron disfrutar de ello, a pesar de tener un arranque mucho mejor del esperado.

Victorias por diferencias pequeñas ante rivales de poca embergadura -como Cleveland Browns, Baltimore Ravens y (en su momento) Kansas City Chiefs- hacían que el público general descrea de la capacidad del equipo comandado por Kubiak. 

Sumado a esto, el nivel de Peyton Manning era una alarma constante. Al histórico mariscal de campo se le notaron los años. No se movía con la misma velocidad y sus pases eran constantemente interceptados. Pero claro, mientras tanto Denver ganaba, así que no había motivos para preocuparse.

El momento de Brock

No es que la ofensiva fuese mala. El ataque terrestre conducido por los corredores CJ Anderson y Ronnie Hillman se cargó gran parte de la responsabilidad y, hasta mediados de temporada, fue suficiente. 

Luego de la semana de descanso (el famoso 'bye'), los Broncos cayeron ante Indianapolis Colts. La semana siguiente, justamente ante los Chiefs, se produciría lo inesperado: después de que Manning lanzara su cuarta intercepción, Kubiak lo mandó al banco, poniendo al novato Brock Osweiler en su lugar.

Denver cayó  (29-13) ante Kansas City, pero el QB tuvo una buena actuación. Días después, la franquicia anunció que Osweiler continuaría como titular, ya que Manning había sufrido una lesión. En su ausencia, Osweiler consiguió quizá la victoria de la temporada, derrotando a los Patriots como locales y quitándoles el invicto a los de Brady y Belichik.

La gran decisión

Hubo una sola constante a lo largo de la campaña de Denver y esa fue la defensa. Durante la temporada regular, el conjunto liderado por el coordinador Wade Phillips terminó como la mejor defensa en cuanto a yardas permitidas por partido. Además, fue la más resistente al ataque aéreo y la tercera mejor contra el ataque terrestre.

En las semanas que vieron a Osweiler como titular, el costado defensivo de los Broncos sacó pecho y ayudó a su joven mariscal, que terminó con una marca de cuatro partidos ganados contra dos perdidos.

San Diego Chargers fue el último rival de la temporada regular. Dicho encuentro fue bastante similar al de mediados de temporada (vs Kansas City) en un aspecto clave: luego de una pésima primera mitad de Osweiler, Kubiak pateó el tablero otra vez y mandó a Peyton a la cancha.

Emocionalmente, el cambio ayudó a su equipo que pudo derrotar a los Chargers y asegurarse el primer puesto en la AFC.

La gran constante

Lo dicho: la defensa fue quien llevó a estos Broncos al Superbowl. En Playoffs, lo demostraron ante mariscales de campo de la talla de Ben Roethlisberger y Tom Brady, que fue el QB más golpeado de cualquier partido en todo el año.

Dentro de esa defensa, se destacan tres jugadores principales: Von Miller, DeMarcus Ware y Aqib Talib. Los primeros dos son los encargados de ponerle presión al 'quarterback' rival, mientras que Talib emergió (junto a Chris Harris Jr) como uno de los mejores esquineros en toda la NFL.

Así, Denver hizo su camino hasta el Superbowl 50. No llega como favorito, pero posee las cualidades que un equipo debe tener para dar la sorpresa. Si la defensa mantiene su nivel y presiona a Cam Newton, la ofensiva de los Panthers podría tener un mal día. Si eso se llega a dar, Manning tendrá que sacar de sus entrañas un último gran acto, que lo establezca verdaderamente como uno de los más grandes de este deporte.