Partido de emociones fuertes, y para la historia, el vivido en el Honda Center. Los Ducks venían de ganar el primer encuentro por un cómodo 4-1 pero en este enfrentamiento las fuerzas estuvieron mucho más igualadas.

El primer periodo fue el más movido de todos. Chicago no tardó en meter el miedo a la afición de Anaheim cuando a los seis minutos de partido ya ganaban por un cómodo 0-2, con dos goles en situación de superioridad; obra de Andrew Shaw y Marian Hossa.

Los Ducks recortaron distancias por medio de Andrew Cogliano pero no fue hasta el segundo periodo donde igualaron el partido gracias a un gol de Corey Perry a pase de Ryan Getzlaf a falta de dos minutos y medio para llegar al descanso.

Paradas, palos y moviola en las prórrogas

En las prórrogas emoción, tensión e incertidumbre se palpaban en la atmósfera del coliseo californiano. En el primer periodo suplementario los Ducks estrellaron dos discos en los palos de la portería de Chicago. Primero Corey Perry y posteriormente Sami Vatanen.

En el segundo periodo suplementario de nuevo el defensa de los Ducks se encontró con los palos, mientras que Chicago no podía batir la meta de Anaheim. La única manera la encontró Andrew Shaw al cabecear un puck a la red de forma voluntaria, algo increíble pero ilegal, que dejaba el desenlace para la tercera prórroga.

Con los dos equipos algo exhaustos hubo pocas ocasiones claras, pero a falta de cuatro minutos para el final llegó la sentencia. Marcus Kruger aprovechaba el rechazo de Frederik Andersen, tras un disparo potente y lejano de Brent Seabrook, para anotar el gol que le daba la victoria a Chicago e igualaba la serie.

Ducks y Blackhawks volverán a verse las caras la madrugada del jueves al viernes, esta vez en el United Center.