Hace casi ya tres meses, los Chicago Blackhawks levantaban su tercera Stanley Cup en seis años, una racha más propia de épocas anteriores que de esta actual y los tres máximos culpables de que esto haya ocurrido son, muy probablemente, Jonathan Toews, Duncan Keith y Patrick Kane. Ellos tres son el nucleo de la plantilla, los jugadores que los Hawks deberían querer retener a toda costa, sin embargo, puede que el último no siga en Chicago. Y es que a raíz de unas acusaciones de agresión sexual a una mujer en Hamburgo, New York, Patrick Kane podría no volver a vestir la camiseta de los Blackhawks.

Pese a que la investigación está en desarrollo y no hay ningún tipo de pruebas, muchas fuentes expertas señalan que la gerencia de los Hawks se ha cansado de los problemas fuera del hielo de Kane. Aunque estas acusaciones no fueran ciertas, no es ni la primera ni la segunda vez que el atacante de Chicago tiene algún altercado. En 2009, junto a su primo, fue detenido por agredir y robar a un taxista en Buffalo y, tres años más tarde, en 2012, fotos suyas celebrando el 5 de mayo en Madison totalmente ebrio salieron a la luz. Este último fue considerado por los dirigentes de Chicago como el último strike de Kane.

Aun así, es evidente que el talento de Patrick Kane le vendría bien a cualquier equipo de la NHL y si los Blackhawks deciden ponerle en el mercado, no les van a faltar ofertas. Pese a que en esta temporada empezará un nuevo contrato gigantesco, por el que cobrará 84 millones de dólares durante 8 años, un total de cinco franquicias, mínimo, contactaron con la franquicia de Chicago para hacerse con los servicios del ala estadounidense, según Mark Lazerus. El futuro de Kane es incierto, pero lo que sí está claro es que se vaya o se quede, el equipo en el que esté va a pasar a ser contender para ganar la Stanley Cup.