El hockey sobre hielo es un deporte muy físico y duro. Evidentemente, una competición con estas dos características puede dejar a veces imágenes duras para el espectador que hacen cuestionar la salud de los jugadores. Esto fue lo que pasó exactamente en el partido de ayer que enfrentaba a los Minnesota Wild y a los Pittsburgh Penguins. En el segundo periodo, al lado del banquillo de los Wild, Nino Neiderreiter empujó por la espalda a Olli Maata, con tan mala fortuna que el defensa fue a parar contra un borde de protección, ya que la puerta del banquillo estaba abierta, para que Jason Zucker pudiera entrar.

Al momento de la acción, se puede oir claramente un "oh" del público, que ya suponía el daño que el joven finlandés había sufrido. Además, al jugarse el partido en Pittsburgh, los espectadores abuchearon que la jugada no se saldase con un castigo duro para el atacante de Minnesota. Tras el golpe sufrido, el encuentro fue detenido un momento para atender a Maatta, que tuvo que abandonar el partido. La única buena noticia, si es que se le puede llamar así, es que el defensa de los Pens se perderá un mes de competición, algo que se podría considerar positivo si se tiene en cuenta la imagen que dejaba Maatta al salir del hielo.

Por su parte, Nino Neiderreiter no será sometido a ningún tipo de sanción, ni económica ni de partidos sin jugar. El Departamento para la Seguridad de los Jugadores de la NHL ha decidido, tras analizarlo muy duramente, que el hit del atacante de los Wild se considera innecesario pero que la situación es de total mala fortuna. El departamento ha afirmado que, de estar cerrada la puerta del banquillo de Minnesota, el golpe que se hubiera llevado Maatta habría sido de un impacto mucho menor. Aun así, muchos aficionados creen que el contacto estaba fuera de lugar y que Neiderreiter debió ser penalizado.