Los New York Islanders, en el fin de semana de descanso por el All-Star, ostentan un récord de 25-16-6, con 56 puntos. Están a tres puntos del segundo puesto que ocupan sus vecinos, los New York Rangers, pero con dos partidos menos. Tras 47 partidos disputados en el Barclays Center de Brooklyn, es un buen momento para ver la adaptación que ha tenido el equipo a su nuevo hogar.

El tándem en portería

Los Islanders comenzaron la temporada regular con Jaroslav Halak en la reserva de lesionados y gracias a esta circunstancia Thomas Greiss se ha convertido en la auténtica revelación, catalogado incluso como el jugador más valioso de la franquicia en la primera mitad de la temporada. El portero, de 29 años, está firmando su mejor curso en la NHL, con 13 victorias y un porcentaje del 92,7% en paradas, desde que debutase en 2007 con los San Jose Sharks. Con Halak ya recuperado el equipo tiene una consistencia inaudita en portería desde hace una década. El número de victorias del ruso no llegará a las 38 del año pasado pero sus porcentajes son mejores.

Sin duda el éxito en portería viene sustentado por la defensa, sobre todo de la mano de hombres como Travis Hamonic y Calvin de Haan. Curioso es el caso de Hamonic, que pidió ser traspasado antes del inicio de la temporada pero su juego no se ha visto afectado ni mucho menos en el hielo. El equipo quiere hacerle cambiar de opinión pero parece que los motivos familiares pesan mucho en la decisión del jugador, que vería con muy buenos ojos un traspaso a Winnipeg. En el caso de de Haan es cierto que sus números ofensivos no son llamativos, pero su labor en defensa es crucial para el equilibrio del equipo y está respaldado tanto por el técnico Jack Capuano como por el director general Garth Snow.

Inconsistencia de resultados

Quizá el punto flaco de esta temporada sea el ataque. El equipo lleva una veintena menos de goles que las dos pasados años por estas fechas. John Tavares está por debajo de su media de puntos aunque siga siendo el jugador más relevante del ataque isleño. Pero sí cabe destacar la fabulosa primera mitad de curso que está llevando a cabo Brock Nelson, con 19 goles. De todos modos la irregularidad en los resultados es manifiesta con rachas de victorias muy cortas que se asemejan a las rachas negativas. Sería arriesgado hacer cábalas en una liga competitiva como la NHL donde las sorpresas están a la orden del día, como ya demostraron la temporada pasado los Senators.

Aún así esta claro que el equipo tiene mejorar en ataque para ser más regular y consistente. Sin duda otro de los puntos a tener en cuenta son las luces y sombras en los equipos especiales. Si tenemos en cuenta el penalty kill, el equipo es el segundo mejor de la liga cuando juega en inferioridad. Una gran mejoría que es contrarrestada por su mejorable bagaje en powerplay. Esta parcela se puede considerar un espejo de la primera temporada de los Islanders en Brooklyn, un equipo sólido en defensa pero con carencias mejorables en ataque. Yendo más allá también se puede considerar reflejo de su nueva casa, el Barclays Center: un complejo de lujo pero con carencias para albergar partidos de hockey. Las reformas son el objetivo el isleño para este 2016.