Aunque comúnmente se piensa que el pádel es un deporte para el que no es fundamental estar en una gran forma física, la realidad nos muestra lo contrario. Bien es cierto que a nivel amateur es un juego que está al alcance de cualquiera; no obstante, su expansión y aumento de popularidad está convirtiendo al pádel en un deporte cada vez más exigente no solo en lo técnico o mental; sino también, por supuesto, en lo físico.

Cualidades como la fuerza, potencia, resistencia, reflejos, velocidad de reacción y otras tantas son fundamentales para cualquier nivel de juego, sea principiante o avanzado. Específicamente para el nivel profesional es cada día más importante poseer una condición física que nos permita golpear siempre en buena posición, con precisión y fuerza, durante un periodo de tiempo cada vez mayor.

Y es que no estar en buena forma física nos condiciona, y mucho, nuestro juego. Cuando no encontramos buenas sensaciones físicas llegamos más tarde a la bola, nos agachamos menos, ejecutamos remates menos contundentes, restamos con menor precisión, dejamos globos más cortos… Además, estar en buen tono físico nos evitará lesiones y ausencias prolongadas de las pistas, lo que evidentemente ralentizaría la evolución de nuestro juego.

No estar en buena forma física nos condiciona, y mucho, nuestro juego

Entrenar únicamente la técnica probablemente nos produciría descompensaciones musculares. Por lo tanto, es necesario llevar a cabo una tonificación muscular que equilibre nuestro físico. El buen tono muscular, eso sí, no es lo más importante. La clave está en el fondo, en la resistencia.

Deberemos también desarrollar al máximo nuestras capacidades motoras: fuerza, resistencia, velocidad y flexibilidad así como también otras cualidades no menos importantes como son la coordinación, agilidad y el equilibrio dinámico.

Todo esto, además, nos ayudará a ganar seguridad y confianza en nosotros mismos: si sabemos que nuestras fuerzas no nos abandonarán y que llegaremos a todas las bolas, probablemente apenas cometamos errores no forzados, lo que obligará siempre a nuestro rival a ganar los puntos, a no obtener nada 'gratis'. De esta manera nos volveremos más perseverantes, estaremos más motivados y tendremos más claridad mental a la hora de ejecutar la estrategia. Entrenarse físicamente es asimismo prepararse psicológicamente.

Un buen ejemplo de gran rendimiento gracias a un físico entrenado es Agustín Gómez Silingo.

Sin embargo, si no conseguimos mejorar nuestro físico por falta de tiempo, motivación o cualquier otro factor, no debemos desanimarnos. Se puede hacer un buen pádel sin tener un cuerpo tonificado y preparado. El ejemplo de ello es el ‘mago’ Gutiérrez. Sin duda, uno de los mejores jugadores del circuito y, probablemente, el más elegante.