Los momentos iniciales de un partido de pádel son fundamentales para el devenir de todo el encuentro. Si se empieza bien “metido”, las probabilidades de que el marcador sea favorable desde el inicio son mayores y el resto del partido estará más de cara. En cambio, si se empieza “mal”, será preciso realizar un esfuerzo extra para, por ejemplo, remontar un marcador adverso.

Obviamente, el pádel es un deporte donde gana el partido aquél que gana el último punto, por lo que las opciones de cambio de alternativa en el marcador a lo largo del encuentro son muchas y es necesario manejar bien cada momento del juego, en cada tiempo del mismo para alcanzar un resultado favorable. Ahora bien, si se hace lo posible por empezar bien, ya tenemos un importante camino hecho para lograr un buen resultado del partido.

Si bien se calienta para tener un buen tono físico, o tener buenas sensaciones en los golpes, ¿por qué no hacerlo para llegar bien mentalmente a ese primer momento del encuentro? Es lo que llamamos “calentamiento psicológico”.

Aunque depende de cada persona en particular, existen al menos tres aspectos fundamentales a tener en cuenta para realizar un buen calentamiento psicológico:

  • Nivel de activación; tanto fisiológico como mental: el grado de excitación (o relajación) del cuerpo como de la mente que, pare alcanzar un alto rendimiento debe de estar en su grado óptimo (en su justa medida, ni demasiado alto ni demasiado bajo). Suele ocurrir que hay jugadores que entrar al partido como “dormidos” y otros que están como “pasados de vueltas” (es decir, con un nivel de activación desajustado).
  • Pensamientos respecto a lo que ocurrirá en el partido; o expectativas respecto al mismo. Es adecuado centrarse en aquello que puede hacer el jugador y/o la pareja, en lugar de en posibles dificultades (sin aportar soluciones) o en mensajes negativos alejándonos de la que realmente se puede hacer en el partido.
  • Objetivos respecto al partido y alternativas a las estrategias: es decir, tener claro qué es lo que se quiere en el partido y cómo hacer lo posible para lograrlo. En ocasiones es difícil tener este aspecto claro, aunque bien trabajado, un establecimiento de objetivos realista hace que el rendimiento al principio del partido; y también durante el mismo sea óptimo.

Existen, además, otros aspectos fundamentales para lograr el rendimiento óptimo en los primeros instantes del encuentro, como por ejemplo la prevención de dificultades, la utilización de palabras clave, repasar los aciertos y los errores ante rivales como éstos, control de estímulos ambientales, realización de rutinas específicas, seleccionar los estímulos atencionales adecuados… aunque, lo realmente importante es que cada jugador (que juega con el otro de la pareja) sepa qué hacer para lograr entrar al 100% a un partido de pádel.

Es una parte más del trabajo a realizar que, en ocasiones, resulta crucial para el devenir (tanto para bien como para mal) de un encuentro.