El Tour de VAVEL
El Tour de VAVEL.

Hay pocas palabras que aúnen tantos sentimientos como la palabra periodismo, pero pese a la infinidad de emociones que transmite, me resulta imposible plasmar en este texto todo lo que acarrea esa bendita aunque maltrecha palabra. Una utopía como la vida misma que un buen día hincó profundamente en el corazón de un mallorquín de 17 años. Esta es su historia, esta es la historia de un joven empedernido que, pese a la incertidumbre y la profanación que lo rodea, decidió hacer del periodismo su pasión, su bella princesa a la cual salvar, su día a día.

Tan sólo una cosa apasionaba a ese inquieto adolescente tanto como el simple hecho de informar. Nada menos que el ciclismo. Un deporte basado única y exclusivamente en la capacidad de sufrimiento del ser humano, un deporte que pese a los años de sequía que recorre transmite valores imposibles de encontrar en otras disciplinas. Humildad, sacrificio, fortaleza, un abanico de sentimientos que enamoraron a aquel joven que descubrió que entre sus dos pasiones, había similitudes que unidas, formaban una combinación perfecta con los mismos impases, fronteras y muros que derribar.

Mientras luchaba por saciar su afán de superación y de luchar por lo que encontraba justo, se cruzó con el camino de VAVEL.com, una web plagada de otros amantes del deporte que al igual que él, anhelaban un periodismo digno y veraz. A medida que los días iban avanzando, aquel proyecto salido de la prodigiosa mente de Javier Robles iba estableciéndose en lo más alto del periodismo deportivo. Paralelamente a la expanisón de la web estaba la ilusión de aquel joven, que disfrutaba como nadie redactando las proezas de sus héroes en el Tour de Francia, el Giro o la Vuelta a España. Sin embargo, el punto de inflexión llegaría a finales de marzo de 2011 cuando entrevistaría a Ezequiel Mosquera con el resultado de decenas de felicitaciones y muestras de apoyo por parte de compañeros que terminarían convirtiéndose en grandes amigos como son Jaume, Víctor o Carlos entre otros. Ese mismo día, el joven se subiría a remar como el que más a ese barco que ondeaba orgullosa la bandera de VAVEL en lo más alto de su mástil.

La adulación que sentía por aquel medio se estrechaba cada vez más, adulación no sólo por las emociones y la ilusión que acarrea el propio portal, sino por ver que aquel niño tímido e inseguro con preocupaciones por doquier desaparecía para dar paso a un joven que confiaba en el éxito de VAVEL como nunca antes lo había hecho con ninguna otra cosa . Un éxito que pese al descontento de algunos se reflejaría en las dos veces que logró ser tendencia en twitter o cuando se estableció definitivamente como el quinto periódico deportivo más leído en España.

No en vano, la razón de ser de VAVEL no es ni el reconocimiento ni las visitas ni el dinero, que resultaron unos premios demasiado golosos para la mayoría de los medios de nuestro país, pues precisamente la codicia y el sensacionalismo son conceptos que no figuran en la moral "vaveliana", una moral que sólo abre sus puertas al sacrificio, al esfuerzo, al incorformismo, el mismo que llevó a Zambia a alzarse con la Copa África, el que subió a Bradley Wiggins a lo más alto del Tour de Francia o el que hizo que Oscar Pistorius se batiera con los mejores en los Juegos Olímpicos de Londres. Y es que el ser humano es el único ser capaz de lograr algo si de verdad lo intenta, por eso, en VAVEL hemos intentado e intentaremos en este 2013 cambiar el rumbo de una profesión tan bella como el periodismo, merecedor de un futuro mejor del que augura y que tanto ha hecho para que el mundo sea como sea tal como lo conocemos en el siglo XXI.

Por todo esto, aquel joven, de nombre Andrés Jiménez, decidió emprender su aventura en VAVEL y tomar como propios sus objetivos, unos objetivos que se esconden detrás de esos insufribles puertos que hacen del periodismo una carrera más dura que el Tour, el Giro o la Vuelta a España juntas, pero que pese a su dureza, está a punto de ser coronada por unos valientes con interfaz de V.

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