VAVEL, la segunda oportunidad
VAVEL, la segunda oportunidad

Nunca miento si admito que en mi infancia el fútbol y el deporte no eran ni siquiera un pequeño trozo de mi vida. La pelota nunca me llamó la atención, e incluso a mi corta edad era un detractor de un juego al que no veía sentido. Mandos de videoconsolas eran primordiales por una lesión de cadera. De hecho, no visualicé mi primer partido de fútbol hasta los 11 años.

Era la final de la Eurocopa, en 2008, con nuestra selección haciendo historia. No recuerdo como llegó esa remota idea a mis neuronas, de ver un partido de fútbol. Posiblemente, contagiado del éxtasis que vivía un país que poco tardaría en consumirse a sí mismo por la economía. Sin embargo, el gol de Torres no me llegó a enamorar. Me alegré por el triunfo de mi combinado nacional, pero no era algo trascendente en mi vida.

Llegaría el segundo partido. Athletic – Barcelona, en 2009, la gran final de la Copa del Rey. Bilbao estaba teñida de motivos rojiblancos, y en mi clase las ausencias eran variadas por este evento. Yo me contagie, pero sin motivo alguno. Solo conocía a Eto´o, reconocido por los cromos de fútbol de Primaria. Ninguno rojiblanco.

El 1-0 de Toquero me hizo saltar de rabia. Sí, de rabia. Sin motivo alguno, el gol me hizo estar en éxtasis durante muchos minutos. Sentía un sentimiento transmitido en mi interior por todo el contorno que me rodeaba. Sin embargo, Yaya Tourè hizo que mi huella futbolística se convirtiese en resignada y putrefacta. Al final, el Athletic perdió 1-4. Pero algo se había quedado en mí. Sentía, por primera vez, aprecio a esa cosa redondeada.

Llegaría el 2010. Entre cosas como la pubertad o lo difícil que por aquel entonces me parecía 1º de ESO, mis compañeros de clase me recomendaban comprarme el PES 2010, para la PS3. Aun así, seguía sin ver ese maravilloso deporte. Cero. Solo vi el Madrid-Barça, porque todo el mundo lo veía. Pero nada más lejos de la realidad. No sabría cómo cambiaría todo en tres meses.

Era año de Mundial. España era la gran candidata. Su debut llegaría el 16 de Junio ante Suiza. Para mucha población, ese día fue como cualquier otro. Era un día muy lluvioso; era día de escuela, y con el choque empezando a las 16.00 (acabando el horario lectivo a las 16.45), mucha gente ansiaba ver el debut de la selección más ilusionante de su historia. Siendo las 14.30 (aprox.), me acuerdo recibir la mayor empapada de mi vida. Subiendo a clase, dispuesto a no querer oír nada sobre el partido, recibí una especie de “momento mágico”. Algo cambió en ese momento. Llegaba la hora del partido, y los profesores habían cedido para poner el gran partido ante Suiza, que sería una decepción. Menos para mí. Villa, Xavi, Iniesta, Silva, ¡cómo jugaban! ¡qué disparo de Xabi Alonso! ¡qué listo es Busquets!. Me tragué todos los partidos de España en el Mundial, y el choque de cuartos de final entre Ghana y Uruguay. El gol de Iniesta. Madre mía. El mayor momento de júbilo. En pleno Puerto Deportivo de Getxo, gritaba “¡gol de España!”. Aunque algunos me miraban de manera curiosa, había llegado a la felicidad.

Tras esto, todo cambiaría. El Athletic sería, durante las dos campañas, uno de mis principales puntos de atención. Pero sobre todo, el fútbol. El clásico del 5-0 me marcó, y dos meses después vi como Nasri se salía con el Arsenal en mi primer partido de Premier que vi en directo, con victoria por 2-1 de los Gunners. En 2012, entre la estocada que Falcao y el Atlético me metieron en la espalda, me enamoré del fútbol internacional. Marcador Internacional era una cita obligada. Ahí, me decidí a llegar a ser periodista, dedicado sobre todo al fútbol de afueras.

No comenzó bien esta andadura. Solo Twitter abastecía mis deseos, y recuerdo muy bien como un día me decidí a escribir un artículo. Me era absolutamente imposible, y totalmente desilusionado pensé que lo tendría crudo. Hasta que llegó Diego Martín y Falso9Blog.

Diego es un apasionado del fútbol australiano que un buen día de fiesta se le ocurrió fundar un blog que ha crecido mucho hasta estos días, hasta el punto de ser acreditado en el Santiago Bernabéu. Contactó conmigo, tras leerme en Twitter, para llevar una sección de la Premier League. Veía ahí una oportunidad y, de mientras, escribí la primera crónica de mi vida. Fue un Tahití 1 – 6 Nigeria. Sí, ese famoso partido de la Copa Confederaciones, con un gol de Jonathan Tehau impresionante, por historia y jerarquía del fútbol. Más tarde, llegaría un análisis sobre la Copa de Oro.

Pero no fueron las cosas como yo esperaba. Pasé a la sección del Athletic en septiembre, y me pase dos meses sin escribir ni decir nada. No encontraba tiempo y estaba a punto de dejarlo (o de que me echaran), hasta que salve el tipo con un artículo sobre el gran estado de forma de Iturraspe. Y esto pasó hace solo un año. Teniendo que escribir cuatro artículos por mes, me condenaron totalmente esos dos meses de ignorancia que tuve en este mundo. Vino ahí mi primera lección: nunca te quedes quieto ni seas un pardillo. En ese momento, habrás perdido.

Finalmente, tres días antes de mi cumpleaños, Rafa Peinado (el coordinador de la Liga en el blog) decidió por mí bien que no podía seguir en el blog. Una decisión que al principio no entendía, pero que, viéndola ahora, le doy las gracias, porque lo que hizo lo hizo de maravilla. Estuve varias semanas totalmente desconcertado, y sin saber qué hacer.

Pero gracias a Twitter (otra vez), encontré una oferta abierta de la redacción de Alemania en esta web. Pacoco Alarcón, que sigue escribiendo en esta web, fue quién me recibió. Abril de 2014, ingreso en el lugar en el que debía de estar. Poco a poco, iba aprendiendo todos los conceptos: la redacción, el uso de imágenes, etc. No era un mundo nuevo, pero era definitivo y no cambiaba. Y eso lo agradecía mucho. Llegaría el Mundial y me agrandé: cogí una confianza tremenda, y aprendí mucho de fútbol.

Este año, también he ingresado en la redacción del Athletic Club, e hice realidad otro sueño: cubrir al equipo de mi vida de una manera que roza la profesionalidad. Y ahora estoy aquí, en el sitio que siempre he querido estar desde que amo este deporte. Porque siento que estoy en una casa enorme, con mucha gente apoyando, pero que no para de crecer. Paradójicamente, no tiene techo. Siento que ni yo ni la casa que me acoge tiene techo.

Por eso, doy gracias a todos los que me han ayudado aquí y fuera de aquí, como Pacoco Alarcón, Jonathan Laguán, Rafa Peinado, Diego Martín (Falso9Blog), César Aldecoa o Iraia Hermosilla (y a todos los que por espacio me dejo), que han hecho que cambie mi percepción del periodismo deportivo y que vea futuro a mis tempranos 17 años. Y a Javier Robles, por permitirme tener este espacio. Gracias, de veras, por esta segunda oportunidad, y poder volar cual Ave Fénix, habiendo resucitado. Hasta el 2015. 

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