Una vida llamada VAVEL
Una Vida llamada VAVEL

Tres años, nueve meses y once días. Es el tiempo exacto que ha transcurrido desde mi primer artículo en VAVEL hasta el cierre de este gran 2014, en el que esta familia, este medio, sigue rompiendo barreras. Si de algo puedo arrepentirme, es de haber tardado tanto en sentarme frente al ordenador para plasmar las sensaciones que ha provocado VAVEL en mí. No ha sido precisamente por la escasez de sentimientos. Desde mi llegada, hasta el día de hoy, he evolucionado como periodista y como persona. Dos objetivos marcados de antemano, y que VAVEL ha hecho realidad.

Inmerso en una de las decisiones más trascendentales de la juventud, e incluso de la vida, VAVEL, medio del cual me percaté a través de twitter, me abrió los ojos y me allanó el camino: debía elegir el periodismo. Escribiendo sobre deportes, donde radica casi todo mi entusiasmo, me di cuenta de mi verdadera pasión, esa que mantuve encerrada demasiado tiempo. O eso pienso al echar la vista atrás.

Escribir, escribir y escribir. Mejorar, ganar experiencia. Todo, aunado a un compañerismo donde a pesar de la distancia, reinaba, y reina, una amistad profunda. Buen ambiente. Todos estos ingredientes hacían que mis ganas y mi amor por el periodismo, y por VAVEL, se acrecentaran a la par.

Las ganas y el hambre de Javier Robles, hizo que VAVEL diera un paso más, y que ofreciera la posibilidad de hacer radio a todos aquellos miembros que formaban parte del medio. Dirigir aquel programa llamado “Balas de plata” es sin duda uno de los grandes recuerdos que quedarán grabados en mis retinas. Ahí descubrí mi verdadera vocación. VAVEL seguía haciéndome favores. Seguía llenando mi alma de ilusión.

Mes a mes me fui empapando del talento de los compañeros, madurando. VAVEL, además de ofrecerme una oportunidad, y explotar mi ansia de escritura, fue más allá. Me permitió acudir a eventos significativos. Desde asistir a la UEFA Youth League, hasta cubrir uno de los eventos más importantes de España en este 2014: el Mutua Madrid Open.

Y a la vez que mis dotes como redactor mejoraban, VAVEL experimentaba un meteórico crecimiento. Una alegría doble. Desde aquel 2011 donde parecía una quimera adentrarnos entre las webs deportivas más conocidas, hasta este 2014, donde somos el tercer periódico deportivo digital más leído de España, ha llovido mucho. Pero siempre, al esfuerzo le ha seguido su recompensa.

Por todas las sensaciones contadas, definir a VAVEL con una palabra, se me hace demasiado complejo. No ha sido solo una oportunidad sin más. Ha sido un conjunto de sentimientos que me ha cambiado como persona. Que ha configurado mi manera de ser. El camino recorrido en estos cuatro años es bastante probable que determine el futuro que me aguarda en los próximos años. De momento, tras recibir hace unas semanas una llamada de “El Mundo”, lo primero que hice fue darle las gracias a Javier Robles.

A él, un genio incomprendido por el actual sistema de los medios, es al primero al que me quiero dirigir. Gracias por permitirme crecer. Por cambiarme la vida. También a José Antonio Vega, que a pesar de que abandonó el barco, durante su travesía llevó el timón a las mil maravillas. A Mario Magro por estar siempre disponible cuando se le requiere. Gracias también a todas las secciones por las que he tenido el placer de pasar: Numancia, Valencia, Castilla y, sobre todo, a los compañeros de la sección de Tenis, deporte del que llevo escribiendo ya tres años. Gracias a sus integrantes, y a todos los que conforman VAVEL, pues sin su inestimable ayuda, quizás no estaríamos donde estamos.

Y es que, pese a la multitud de complejidades que se han presentado ante un medio nacido únicamente del cerebro y de las manos de un genio, la situación a día de hoy es brillante. Asentados entre las 500 páginas más visitadas de España, VAVEL es una realidad en el panorama periodístico español. Y yo, me siento muy orgulloso de formar parte. VAVEL es parte de mi vida

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