Urbieta. Tras el parón navideño y la copa, la liga ha vuelto este fin de semana a Urbieta y lo ha hecho envuelta en lluvia y barro. El xirimiri caía incesante sobre los charcos del campo, llevaba haciéndolo casi toda la semana, y la niebla se echaba poco a poco sobre Gernika obligando a encender los focos en la segunda mitad.

El tiempo desapacible incluso se podía percibir en las gradas, poco concurridas tanto por locales como visitantes, pese a que todos, especialmente los pupilos de Juan Carlos Pérez, sabían que sería un partido complicado. Como todos los que se juegan bajo la lluvia en Urbieta. A los pocos minutos del comienzo, el campo comenzó a romperse y a imponer sus normas de juego. Hermi El Salvador quería desplegar el juego rápido al que está acostumbrado y con el que sabía que podía desbordar al Gernika, pero el barro dificultaba enormemente cada pase y ralentizaba cada avance.

Más acostumbrados a las condiciones impuestas por el tiempo y el campo, los vizcaínos encontraron la línea de ensayo en el minuto 13, de la mano de Jon Urkijo. Pablo Samalea se encargaba de subir dos puntos  más al marcador local con una transformación que era muy aplaudida por la afición. El centro-ala argentino llegó en Diciembre a Gernika procedente del Old Lions para reforzar la línea de tres cuartos y en poco más de un mes ha demostrado haberse integrado a la perfección en el estilo de juego impuesto por Peter Borlase.

A medida que avanzaban los minutos en el electrónico, ganar metros sobre la hierba se volvía una labor de titanes. Los jugadores pedían agua en las bandas o se limpiaban las manos con el agua de los charcos para poderse quitar el barro de la cara. Pero pese a ello, la intensidad no bajaba. Cada carrera era contestada con un escurridizo placaje que enseguida se convertía en un ruck donde el balón tan sólo podía distinguirse cuando salía girando en espiral de las manos de los respectivos medio-melés.

Tan sólo el ingenio y una gran labor de equipo en la que no se dio ni un pase, ni un metro por perdido, hizo que en el minuto 22, los basurdes ensayaran de nuevo, esta vez a través de Iñigo Olaeta.  Samalea volvía a acertar entre palos pese a la inestabilidad del terreno.  

Poco a poco las camisetas se fueron embarrando hasta que resultó casi imposible reconocer a los jugadores de cada equipo, especialmente en las touches. Precisamente fue tras una de ellas, a 10 minutos del descanso, cuando se formó una tangana junto a las gradas que llevó al colegiado Marc Riera a mostrar la tarjeta roja a Manu Serrano. El vallisoletano se negó por unos segundos a abandonar el campo y se vivieron momentos de tensión en la grada cuando se encaró con un aficionado local.

Con un hombre menos, los de Valladolid cerraron filas para evitar un nuevo ensayo en contra e incluso generaron ocasiones de peligro que no terminaron de fructificar.

La segunda parte comenzó mucho más lenta y con un juego más trabado. Una melé cerca de la línea de ensayo dio paso a 10 agónicos minutos para ambas formaciones en los que parecía que no se avanzaba ni en metros ni en tiempo.  Los pucelanos empujaban con ahínco e intentaban por todos los medios quebrar la defensa local para poder posar el oval pero los verdinegros se mostraron especialmente sólidos y no cedieron ante los embates rivales.

Los nervios de los pucelanos comenzaron entonces a ir a más por la impotencia y el sobreesfuerzo que les acarreaba la falta de un jugador. Pero fue el primer contraataque de los vascos el que les metió el susto en el cuerpo, especialmente a los zagueros, que recriminaban a las primeras líneas su desacierto en el cierre de los ejes y el que les hizo reaccionar. A partir de ahí, el partido estuvo mucho más igualado y los visitantes llegaron incluso a dominar en algunos aspectos del juego, algo que no habían conseguido en toda la primera parte.

Sin embargo, pese a la insistencia y a jugar más en territorio del Gernika, fue el local Tomás Membrana el que posó el balón sobre la línea de ensayo en el minuto 68. Samalea, que estuvo muy acertado entre palos, sentenciaba el partido con una transformación frente a palos.

El esfuerzo físico de la primera parte y la alta ventaja hicieron que los de Peter Borlase se relajaran. Los pucelanos, técnicamente superiores, no desaprovecharon la oportunidad y Victor Sánchez que conseguía el ensayo de la honra para los suyos en el minuto 77. Pedro Rodriguez transformaba para dejar el marcador final en 21 a 7.

Espoleados por el ensayo, los gernikarras se lanzaron entonces a por el cuarto para llevarse el punto bonus y a punto estuvieron de conseguirlo. Pero el colegiado Riera pitó el final del encuentro en la línea de 5 metros del Salvador.

La victoria mantiene a los vascos octavos en la general pero les sirve como revulsivo tras la derrota en la Copa y seguro que como aliciente para seguir por la senda marcada el fin de semana que viene en Sevilla cuando se enfrenten al Ciencias Cajasol.

POR UN PUNTO

El regreso de Bryce Bevin como entrenador del Getxo Artea tras la salida de Todd Dammers por motivos familiares, no podía haber sido más amargo. El conjunto gualdinegro cayó ante el Blusens Vigo por 26 a 25.

Las buenas noticias para los vizcaínos es que el cambio de entrenador no debería suponer un cambio en el rendimiento demostrado durante la temporada puesto que la mayor parte de la plantilla ya ha jugado bajo las órdenes del ex seleccionador nacional.

El fin de semana que viene recibirá en casa al VRAC Quesos Entrepinares en el que puede ser  el encuentro de la revancha de la Copa, por lo que se presenta muy emocionante.