Lo que tanto costó conseguirlo no podía dejarse escapar unos días después. Eso es lo que pensarían los galeses cuando saltaron al campo para jugar contra Fidji, y consolidar la machada que dieron frente a Inglaterra. No era un buen negocio medirse a Fidji en la resaca de un gran triunfo; los oceánicos parecen hechos genéticamente para este deporte, y son capaces de vencer a cualquiera si tienen un buen día. Su sola presencia impone, percibiendo su poderío físico, pero cuando el oval vuela, los fidjianos pierden cierta fiereza con su desorden en defensa.

En todo caso, Fidji hizo un buen partido, lo que obligó a los galeses a exprimirse para poder obtener la tan ansiada victoria que les deja en una buena posición de cara a la clasificación. Les queda enfrentarse a Australia, pero antes los wallabies pueden dejar sentenciada a la nación a la que ellos dejaron renqueante hace días.

Fidji despierta de un letargo de 35 minutos

La danza intimidatoria de los oceánicos no pareció inmiscuirles cn intensidad en el partido. Salieron fríos y en apenas diez minutos, Davies había logrado un ensayo y Biggar ya tenía el pie engrasado habiendo hecho la transformación. Los fidjianos encontraron una leve fisura en la defensa galesa, que aprovechó Volavola para convertir un golpe de castigo.

Comienzo dubitativo de Fidji que fueron castigados por Biggar

Y ahí comenzó a carburar el motor galés. Biggar ampliaba la ventaja, pero sería Baldwin quien diera un golpe sobre la mesa, haciendo un nuevo ensayo con la consiguiente transformación de Biggar, que estuvo inexpugnable. Pero el rugby es mágico, y cambia a los pocos instantes. Fidji pareció despertarse abruptamente de un profundo sueño, y comenzó a jugar con gran intensidad. Volavola dio esperanzas a los fidjianos en el minuto 38, materializando su mejoría. 17-6 al descanso.

Biggar en el partido ante Fidji. Foto: rugbyworldcup

Fidji se exprimió y a punto estuvo de equilibrar el marcador

Los fidjianos regresaron al campo absolutamente pletóricos. Continuaron con su rugby talentoso y potente, y de la mano de Goneva y la conversión de Volavola, que antes había fallado un golpe de castigo, se acercaron peligrosamente en el marcador. Las alarmas saltaban, y las esperanzas de los ingleses, fieles animadores de Fidji en este partido, comenzaban a tomar forma. Biggar daba aire a los galeses con un golpe de castigo, y el entrenador galés buscaba el remedio en el banquillo.

Los fidjianos continuaron intentándolo con más corazón que capacidad real, y acabaron por tener un error en defensa que aprovechó Biggar para asegurar la victoria galesa. No logró el bonus ofensivo, pero se pone con trece puntos liderando el grupo A. Todo queda pendiente de un partido que marcará las opciones de los galeses en el torneo. Por el momento, ellos no fallan.