Los tiempos cambian, y Japón es la prueba de ello. Históricamente ha sido una selección comparsa, una convidada de piedra a los grandes eventos mundiales. Dominadora en Asia, no era capaz de competir contra los mejores. Sin embargo, con el horizonte de 2019, año en que organizarán el mundial, el rugby japonés ha crecido en popularidad y calidad.

Inversiones estatales promocionando el deporte, profesionalización y éxodo a buenas ligas de muchos jugadores y, sobre todo mucha ilusión. Han podido entrenar juntos, y se aprecia una cohesión y entendimiento entre los japoneses nunca antes vista. Samoa fue sometida a un castigo sin precedentes, ya que los enfrentamientos entre ambas selecciones eran muy favorables para los polinesios.

Desorientación total de Samoa

Capaces de lo mejor y lo peor. Talento e indisciplina a partes iguales. Así es Samoa, que ante Japón mostró su peor versión. No parecían creerse que pudieran estar recibiendo tal correctivo rugbyístico por parte del país del sol naciente. Goromaru puso en ventaja a los japoneses y falló un golpe de castigo, pero la superioridad nipona era total.

Desorden absoluto en defensa de los samoanos

En el minuto 24 y tras dos tarjetas amarillas para unos indisciplinados Levave y Taulafo, los nipones hacían una larga jugada que supuso un auténtico asedio. No estaban haciendo un juego fluido, pero acabaron por lograr el ensayo gracias a un golpe de castigo castigado con dicha jugada. Goromaru no fallaba y ponía un prometedor 0-10.

Se esperaba la reacción samoana pero nada más lejos de la realidad. En el minuto 34 Goromaru ampliaba la ventaja, y al filo del descanso Japón hilaba una magnífica jugada terminada por Yamada en el extremo izquierdo. Un Goromaru letal en las patadas ponía el 0-20 en el electrónico, cuando ambos combinados se retiraban a los vestuarios.

Japón logra un ensayo. Foto: rugbyworldcup

Atolondrados, faltos de imaginación y tremendamente torpes en el manejo del balón. Así se mostró Samoa en una segunda parte que les sumió aún más en la depresión. Japón no andaba muy sobraba, y lejos de hacer un juego fresco y veloz como con Sudáfrica, se empeñaban en jugar melés que no iban a buen puerto. Quisieron asegurar la victoria en vez de ir a por ensayos que pudieran darles un punto extra, y Goromaru siguió con su exhibición.

Los japoneses fueron conservadores y no buscaron el bonus ofensivo

Renunciando unos al bonus ofensivo, y los otros a una eventual remontada, el encuentro entró en una fase anodina y errática por parte de ambos combinados. Samoa salvó su honor con una buena combinación de pases que les permitió ensayar por medio de Pérez. No logró Pisi, y el encuentro quedó con un 5-26 que supone un hito histórico en el rugby japonés.

Han ganado a Sudáfrica y a Samoa, y ante Escocia dieron una muy buena imagen hasta que el físico aguantó, y a pesar de ello, no parece sencilo que Japón pueda clasificarse. Le queda jugar contra Estados Unidos, en un partido que deberían ganar, pero no parece sencillo que Escocia derrote a Sudáfrica. Si fuera así, los nipones dependerían de sí mismos para clasificarse. Si ganan los springbox, los nipones habrán de confirmar en una victoria de Samoa contra Escocia.