Son dos de los máximos candidatos al cetro europeo que supone ganar un VI Naciones, y se postularon como tal desde la defensa. Sin artificios, sin alardes y desde el trabajo duro. No hay mejor manera de recuperarse del varapalo que supuso no entrar en las semifinales del Mundial, que un partido en el que su defensa parezca inexpugnable, y construyan la regeneración mental, físico y táctica desde atrás.

Protagonismo de la defensa y los pateadores

Así parecieron pensar los irlandeses y galeses, que protagonizaron un espectáculo de intensidad y brío, aunque no de rugby brillante, en el Aviva Stadium. Encuentro saldado con un empate que da ya una gran emoción al torneo desde la primera jornada. Toda batalla tiene un héroe y un villano; Sexton fue lo primero, y Priestland se adjudicó el segundo título, al fallar un golpe de castigo en el minuto 77, que hubiera dado la victoria al XV del Dragón.

No hubo combinaciones a la mano espectaculares, carreras notables, drops imposibles, up and unders o jugadas por banda muy incisiva. Pero fue un partidazo. Esto solo se puede entender desde la valorización de la defensa como un arte, algo a lo que la elevaron ambos combinados nacionales.

La primera parte estuvo algo más abierta, y es que Irlanda salió con todo. Tomó una gran ventaja tras dos tiros a palos, y un ensayo con su respectiva conversión. Connor Murray y Jonathan Sexton se erigieron en los protagonistas de este arrollador inicio, que tuvo su réplica por parte de los galeses al borde del descanso. El malogrado Priestland metió entre palos un golpe de castigo, e hizo la conversión del ensayo realizado por Faletau. 13-10 para Irlanda al descanso.

Priestland en VI Naciones. Foto: rbs6nations.com
Priestland en VI Naciones. Foto: rbs6nations.com

Y todo cambió. La intensidad defensiva se incrementó aún más y ambos equipos se convirtieron en muros inexpugnables. El oval no encontraba su sitio entre tanta agresividad y eficiencia defensiva y tan solo los pateadores parecían tener algo que decir en cuanto al marcador. Priestland convirtió dos golpes de castigo e hizo enmudecer al Aviva Stadium. 

Priestland hizo un perfecto casi perfecto, con el único error de la última patada

Jonathan Sexton fue el encargado de hacerlo revivir, con una patada sencillamente perfecta en el minuto 74, que empataba el marcador. Gales no pudo soportar las acometidas irlandesas, y cedió esa oportunidad por la que Sexton se filtró. Pero los dragones aún tenían fuego que lanzar. Atacaron con decisión y presteza, y tuvieron su oportunidad. Pero el hombre que les había llevado hasta allí, no pudo culminar su heroica actuación. Priestland falló la patada decisiva, y el encuentro terminó en un empate con el que ninguno se conformaba. Gran aplauso del público en reconocimiento al tremendo esfuerzo, y a pensar en los próximos partidos. Irlanda y Gales tendrán serias opciones de ganar si mantienen este nivel.