Aún con el sabor amargo que deja una derrota tras un gran partido, el combinado español se presentará ante su público para protagonizar uno de los duelos más esperados de la historia reciente del rugby nacional. El XV del León se está jugando sus opciones por generar un poso que le permita optar al Mundial de Japón de 2019, y una victoria ante los Robles, supondría un influjo de moral más que destacado.
Rumanía, una incógnita
Rumanía llega tras imponerse a Portugal por 39-14. Fue un partido cómodo para los caucásicos, en los que se permitieron el lujo de probar cosas nuevas y prescindir de sus mejores jugadores. Los rumanos son la gran incógnita del torneo, y más después de que su seleccionador, el galés Lynn Howless, dejara entrever que afrontarían este campeonato con un poso de tranquilidad y apostando por la innovación.
Después de cuajar una gran actuación en el Mundial, los rumanos buscan dar vuelo a jugadores jóvenes, que aseguren el relevo generacional de los Robles. Ante Portugal se percibieron estas intenciones, pero es preciso ver si ante un rival directo como España y jugando fuera de casa, siguen tirando de los noveles o vienen con todo su arsenal dispuestos a imponer su ley.
Equipo muy potente en el cuerpo a cuerpo, y más débil en la velocidad por las alas
Las grandes armas de los rumanos son la touche y el maul, erigiéndose en un conjunto muy potente en el cuerpo a cuerpo. Su delantera es más pesada que la española, y el combinado nacional habrá de explotar a sus flankers y alas, e incidir en los laterales de los Robles, donde sus ramas están más debilitadas.
El XV del León permanece recluido en Guadalajara, donde está entrenando duro para este partido, y lamiéndose las heridas tras la derrota ante Rusia. Se dio una muy buena imagen, y el partido se escapó por ligeros detalles, que será necesario pulir. El apoyo del público que copará las gradas del Central, se puede erigir en un elemento clave para decantar la balanza para los leones.
Hay hambre de revancha tras la contundente derrota del pasado año en Cluj, por 29-8. Los rumanos estaban preparando su comparecencia en el mundial, y afrontaron ese partido como si de una final se tratara. Las circunstancias ahora son bien distintas, y es España la que percibe este partido como el que puede marcar su devenir durante los próximos años.
Una victoria daría alas a un equipo necesitado de confianza y atención, e implicaría mucho al público. En un camino tan arduo y ambicioso como el que habrá de afrontar la selección para estar en Japón en 2019, se requieren de victorias de categoría, que den empaque y suban la moral de jugadores, aficionados y prensa.
Razones para ser optimistas
España se ha medido con Rumanía en 33 ocasiones, de las cuales 31 se han saldado con victoria para los caucásicos. La última victoria hispana se produjo en 2012, al albur del apoyo del público en el Central de Madrid, en un partido memorable y que perdurará en el recuerdo de todos los aficionados.
Santiago Santos comunicó la convocatoria para el partido ante los Robles, constituida por 23 jugadores, entre los que hay cinco cambios respecto al duelo ante Rusia. David González se cae de la lista por arrastrar problemas físicos derivados de una tendiditis, y por decisión técnica, se quedan fuera Gareth Griffiths, Federico Castiglioni, Xerom Civil y José Luis del Valle.
Aire francés para revitalizar el equipoLas novedades en el equipo vienen, en gran parte, del equipo francés del Montauban, décimo clasificado del Pro D2 de Francia. Así, Pierre Bathere, el flanker Gibouin y el ala Sebastien Ascarat, se incorporan al equipo, dotándole de más velocidad. Marco Pinto, talonador de Bèziers y Charlie Malie, apertura de Pau, completan una lista de lujo, que tiene talento de sobra como para derrotar a Rumanía.
