La reconciliación se consumó. Cinco meses atrás, Twickenham vivía una de las jornadas más dramáticas de la historia del rugby, viendo a su selección caer en la primera fase del Mundial celebrado en su país. Decepción, enfado, desarraigo, eran solo algunos de los palpables sentimientos del templo inglés del oval. Sin embargo, el deporte no tiene memoria. Cinco meses después, todo es del color de rosas, nunca mejor dicho, para Inglaterra. Se fue Stuart Lancaster y los cambios emprendidos por el nuevo seleccionador neozelandés, Eddie Jones, dan resultados.

Tres partidos disputados y tres victorias. Italia y Escocia a domicilio fueron victorias importantes pero claramente, son los rivales más débiles del torneo. Es por ello por lo que el triunfo sobre la vigente campeona del evento, tiene una importancia más que notable. Irlanda se despide a toda oportunidad por revalidar el torneo, y habrá de luchar por evitar el quinto puesto.

Farrel recuperó su condición de héroe

Precioso duelo el que disputaron el XV de la Rosa y el XV del Trébol. En la primera parte primaron las defensas, con ambos equipos buscando guarecerse y afirmar la defensa, para comenzar a construir desde la seguridad defensiva, sus escarceos en ataque. Los pateadores tomaron protagonismo y fueron los desatascadores del marcador, aunque no del juego.

Sexton abrió el duelo, y unos minutos después Farrell lo igualó. Las suspicacias del público hacia el bueno de Owen pareció que se abrían de nuevo cuando fallaba una patada en el minuto 16, aunque posteriormente dio la ventaja  a Inglaterra en el descanso. 

Mike Brown en el VI Naciones 2016. Foto: rbs6nations.com
Mike Brown en el VI Naciones 2016. Foto: rbs6nations.com

Owen Farrell llevó las riendas del duelo y alternó luces y sombras

Comenzó mal la segunda mitad para el XV de la Rosa, con la tarjeta amarilla a James Haskell. Inmediatamente después, Conor Murray lograba el primer ensayo del partido, con la conversión de Sexton, y hacía saltar las alarmas en el combinado inglés. Farrell asumió el mando de la selección, y logró dinamizar al equipo, y Watson ensayaba. Aún faltaba por aparecer el gran especialista de los ingleses. Mike Brown no faltó a su cita y fue el que desequilibró el marcador.

Los irlandeses no perdieron la cara al partido, y tras hacer varios cambios que refrescaron al equipo, se lanzaron a tumba abierta y basando su ataque en la delantera. Llegaron a encadenar hasta 18 fases, con varios golpes de castigo que decidieron jugar en melé, pero el XV de la Rosa resistió milagrosamente, y neutralizó las acometidas de Irlanda.

Victoria de mucho mérito para Inglaterra, que sume a Irlanda en los puestos bajos de la tabla, y adquiere una gran ventaja competitiva de cara a poder alzarse como campeón. Gales en casa y Francia a domicilio, serán los duelos en los que el XV de la Rosa se juegue sus opciones de obtener el título.