¿Van los Objetivos de Desarrollo del Milenio por un buen camino? (I)
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En 1990, la comunidad internacional aceptó que el siglo XXI iba a ser fundamental para solventar todos los problemas fundamentales que siempre han acuciado a la humanidad durante toda su historia. Esos problemas se condensaron en ocho objetivos a superar durante todo el siglo que estaba a punto de comenzar (foto principal). Se marcó 2015 en el calendario como la primera criba para evaluar el transcurso de estos grandes objetivos. Para ello se fijaron 19 propósitos a cumplir en el año 2015. En este reportaje comprobaremos la evolución desde 1990 hasta la actualidad de los primeros seis propósitos, que corresponden a los cuatro primeros Objetivos de Desarrollo del Milenio.  

1.A: Reducir a la mitad de la extrema pobreza (una persona padece pobreza extrema cuando vive con menos de un dólar al día)

En el año 2010, se logró reducir hasta la mitad la tasa de personas que viven en la extrema pobreza, siendo 700 millones las personas que abandonaron esta situación respecto a 1990. Sin embargo, 1.200 millones de personas se encuentran todavía en esta dramática situación. Lo más negativo es que el avance contra la pobreza no ha sido uniforme. África subsahariana y Asia Meridional no han logrado reducir la pobreza extrema a la mitad y, según las estimaciones del Banco Mundial, no alcanzarán esa meta para el 2015.

La mayoría de la pobreza extrema de todo el mundo se encuentra concentrada en cinco países: India (32,9%), China (12,8%), Nigeria (8,9%), Bangladesh (5,3%) y República Democrática del Congo (4,6%). El 35,5% restante se encuentra distribuida por todos los países del planeta. También hay que tener en cuenta que además de estos lugares, también hay otros países muy pequeños, frágiles y afectados por conflictos en los que la pobreza extrema es elevada, careciendo de encuestas de calidad de hogares e ingreso y consumo familiar, lo que dificulta sobremanera adoptar determinadas políticas.

1.B: Alcanzar empleo pleno y productivo y trabajo decente para todos (incluyendo mujeres y jóvenes)

En 2011, 384 millones de trabajadores en el mundo vivían por debajo del umbral de la pobreza con 1,25 dólares al día. Con respecto a 2001, supone una reducción de 294 millones de personas. En 2013 la tasa de empleo vulnerable (definido como el porcentaje de trabajadores familiares auxiliares y trabajadores por cuenta propia respecto al empleo total) representaba el 56% en los países subdesarrollados y el 10% en los desarrollados. Dicha tasa disminuyó 2,8 puntos porcentuales a lo largo del periodo 2008-2013, teniendo en cuenta también que en el periodo comprendido entre 2003 y 2008 también se redujo en un 4%. Lo más negativo de estos datos es que en América Latina y el Caribe esta tasa ha aumentado un 0,3% entre 2008 y 2013, aunque entre 2003 y 2008 había disminuido un 4´3%.

Se mantiene una gran desigualdad en las tasas de empleo: en 2012 se alcanzó el diferencial 24,8 puntos porcentuales entre hombres y mujeres. Esta diferencia se incrementa en los países más pobres. En 2013, en las zonas subdesarrolladas, el 60% de las mujeres tenía un empleo vulnerable, frente al 54% de los hombres. Mientras que en las zonas desarrolladas, el 11% de los hombres tienen un empleo vulnerable frente al 9% de las mujeres.

1.C:  Reducir a la mitad el % de personas que padecen hambre

Este es uno de los objetivos que todavía no se ha alcanzado. Se calcula que en todo el mundo hay 842 millones de personas desnutridas, de las que 827 millones se encuentran en los países subdesarrollados. A pesar de todo, el número de personas desnutridas pasó del 23,6% en los años 90 al 14,3% entre 2011 y 2013.  Las zonas más afectadas son Asia meridional y África subsahariana.

1.200 millones de personas se encuentran todavía bajo la extrema pobreza Los más afectados por esta situación son, sin duda, los más pequeños. Hoy en día, 99 millones de niños están desnutridos y tiene un peso inferior al habitual (uno de cada siete niños). No solo eso, sino que la desnutrición también tiene sus efectos negativos en el crecimiento. A pesar de que el retraso en el crecimiento pasó de un 40% en 1990 a un 25%  en 2012, uno de cada cuatro niños en el mundo todavía sufren retraso en el crecimiento. Se calcula que 162 millones de niños menores de cinco años siguen teniendo el riesgo de tener un menor desarrollo cognitivo y físico asociado a esa nutrición insuficiente.

Estos datos de desnutrición y retraso en el crecimiento contrastan con  los de la FAO: anualmente, se producen alimentos para 12.000 millones de personas, mientras que el planeta tierra lo habitan alrededor de 7.000 millones de ciudadanos. 

2.A: Velar porque, para el año 2015, los niños y niñas de todo el mundo puedan terminar un ciclo completo de educación primaria

En la primera década del nuevo siglo, las regiones en subdesarrollo lograron un gran avance en la consecución de la educación primaria universal. De 100 millones de niños sin escolarizar, pasaron a 60 millones en 2007. De 1990 a 2012, la matriculación era de casi el 90%. Y las zonas más pobres y afectadas por esta problemática (África subsahariana y el sur de Asia) han logrado avanzar mucho en este aspecto.

Sin embargo, el objetivo de que el año que viene se logre la educación primaria universal, es una auténtica quimera. En las zonas rurales y afectadas por diversos conflictos bélicos es prácticamente imposible que se produzca la matriculación en primaria de todos los niños. Se calculan que en estas áreas en estado de guerra, viven el 50% de los niños que se encuentran sin matricular. También hay que contar a los niños que padecen algún tipo de capacidad, ya que necesitan una educación especial adaptada a sus necesidades. Éstos se encuentran en clara desventaja, sobre todo los que viven en las regiones subdesarrolladas, ya que no pueden acceder a dicha educación.

Actualmente, hay 58 millones de niños sin cursar la educación primaria (y 63 secundaria). En las zonas subdesarrolladas, uno de cada cuatro niños que ingresan en la educación primaria probablemente la abandonarán antes de finalizarla. Esto afecta directamente a la alfabetización, ya que 781 millones de adultos y 126 millones de jóvenes en todo el mundo carecen de alfabetización básica (siendo el 60% de todos ellos mujeres). 

3.A: Eliminar las desigualdades entre los géneros en la educación primaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la educación antes de fines de 2015

Este propósito se ha logrado en algunas regiones, mientras que en otras se ha avanzado menos de lo deseable. En Asia meridional, en 1990, solo 74 niñas por cada 100 niños estaban matriculadas en la educación primara; en 2012 la tasa de matriculación fue la misma para las niñas que para los niños. En esta zona también ha mejorado la situación laboral de la mujer.

Por su parte, en África subsahariana, Oceanía y Asia occidental, las niñas todavía tienen muchas barreras para la matriculación en la educación primaria y secundaria. En África septentrional, las mujeres tienen menos de uno de cada cinco trabajos remunerados en el sector no agrícola.

La pobreza es el obstáculo más importante para la educación, sobre todo para las mujeres mayores de edad. En los países subdesarrollados, hay muchos más hombres empleados que mujeres. Éstas, además, suelen trabajar a las formas de empleo más vulnerables, con faltas de prestaciones y seguridad laboral. 

4.A: Reducir en dos terceras partes, entre 1990 y 2015, la tasa mortalidad de los niños menores de 5 años

La reducción de la mortalidad de los niños menores de cinco años ha sido un logro, ya que en el periodo 1990-2012 las muertes se han reducido casi hasta la mitad, hasta seis millones menos. A pesar de todo, no se va a alcanzar este objetivo en el año 2015. Hoy en día, se mueren 6,3 millones de niños al año. De nuevo, África subsahariana y Asia meridional son las zonas más afectadas. Cuatro de cada cinco muertes de niños menores de cinco años se producen en estos territorios.

La lucha contra la neumonía, la diarrea y otras enfermedades como el paludismo, son vitales. Por ejemplo, en 2012, la mayor parte de los 6´6 millones de niños menores de cinco años fallecidos se debieron a estas  principales enfermedades infecciosas. A esto hay que sumarle la desnutrición que pueden sufrir estos niños, lo que acrecienta el riesgo de mortalidad por la infección.  Estamos hablando de muertes evitables, por eso su tratamiento inmediato es urgente y altamente necesario. Al igual que el sarampión, ya que el éxito de su control podría ser efímero si no se cubren las interrupciones en el suministro de fondos. Gracias a la vacunación del sarampión se evitaron 14 millones de muertes entre 2000 y 2012. 

Fotos y gráficos: http://www.un.org/es/millenniumgoals/ y el Informe de 2014 sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio. 

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