David Ferrer se quedó a las puertas de acceder a la final del Masters 1000 de Montecarlo. El español, verdugo ayer de Rafael Nadal, cayó en las semifinales ante el suizo Stanislas Wawrinka, que se llevó el duelo tras hora y media por 6-1 y 7-6(3).

Se preveía una final de altos duelos, toda vez que el camino de uno y otro les avalaba. El suizo, intocable al servicio, llegaba pletórico tras su susto en la Davis ante Kazajstán, mientras que David certificó las buenas sensaciones ante el potente Chardy y el talentoso Dimitrov derrotando ayer, con todo merecimiento, a Rafael Nadal. Pero poco brillo tuvo la final, porque el de Jávea no fue ni su sombra.

De inicio, Ferrer equivocó por completo su táctica. Tan efectivo ayer como incómodo por tener que jugar a contraestilo contra Nadal, más agresivo y en paralelo de lo habitual, regresó hoy a sus orígenes más de la cuenta. Tanto, que se quedó demasiado corto y defensivo en sus golpes. Además, optó por acosar sistemáticamente el revés de Wawrinka, que tiene en ese golpe un filón. Y pegando siempre parado, bien plantado de piernas y dentro de la pista, Stan sacó de ella al español. Un 5-0 de salida inapelable, que Ferru apenas pudo maquillar con un juego al saque para el 6-1 final con números de infarto: 16 winners por solo un error del suizo.

El partido pintaba plácido para el número 3 mundial, pero dos condicionantes cambiaron el escenario. Primero, no fue capaz de mantener su impoluto nivel y, como era lógico, los golpes ganadores empezaron a ser menos frecuentes y a entremezclarse con errores. Además, al otro lado de la red había ahora un tenista más serio, más inteligente y más luchador. Un Ferrer que ahora movía a su oponente, no repetía tantos tiros y pegaba muchísimo más profundo. 

Gracias a esto la contienda se igualó, e incluso por momentos el español amenazaba con llevar el partido al tercer set, mostrándose algo superior a Wawrinka, pero el suizo se aferró a su servicio en los peores momentos para alcanzar el tie-break, y allí volvió a su nivel de la primera manga. Un derechazo para empezar por delante marcó la pauta a seguir, de la que ya no se desvió y, cuando pudo hacerlo, tuvo la ayuda de la red, aunque tampoco la necesitó en exceso.

Wawa accede así a su tercera final de Masters tras Roma 2008 y Madrid 2013, ambas perdidas ante Novak Djokovic y Rafael Nadal respectivamente. En ella espera su compatriota y gran amigo Roger Federer, con quien nunca antes se ha visto las caras peleando por un título. Stan solo ha vencido a Roger en uno de sus catorce enfrentamientos previos.

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Sobre el autor
Manuel F. Cartón
Diplomado en Ciencias Empresariales sobre el papel, pero periodista de vocación. Soy redactor de tenis y de la sección de fútbol del Real Sporting de Gijón.