Tras la derrota de Dolgopolov ante Montañés, la pista central del Godó volvió a ofrecernos una nueva sorpresa, y esta de las grandes. David Ferrer no pudo vencer a un Gabashvili que jugó como nunca para hacerse con una victoria de las de categoría, de las que te dan prestigio dentro del circuito. El bueno de Teymuraz, como él reconoció después, era uno distinto al de otros torneos, ha aprendido de sus irascibles reacciones que le frenaban su gran tenis.

Un Gabashvili incontestable desde el inicio

El partido empezó con el tenista ruso tan inspirado como ofensivo. Totalmente profundo desde el fondo de la pista, martilleaba cada punto hacia un Ferrer que no conseguía entrar en el partido por el poco ritmo que le ofrecía Gabashvili. Teymuraz empezó el duelo con el mismo guión que lo hizo la semana pasada ante Rafa Nadal, totalmente inspirado y rompiendo a su adversario (3-0).

Se vio al ruso tremendamente sólido y concentrado

Así estaban las cosas, con el alicantino sirviendo en el cuarto juego del encuentro y sin haberse hecho con ninguno aún, ante un tenista al que apalizó la última vez que se enfrentaron, y en cemento. Gabashvili no titubueaba en su juego y llegó a disponer de tres bolas de rotura en ese fundamental servicio de David (0-40), pero el de Jávea tiró de su característica garra para remontar ese adverso saque y, además, para devolver las aguas a su cauce e igualar el partido a tres.

Entonces, parecía que las dudas se apoderarían del ruso, pero ni mucho menos fue así y tiró de una inusitada templanza para seguir con vida en un primer set en el que estaba siendo mejor o, al menos, estaba siendo el que más estaba buscándolo de los dos contendientes. De esta manera se llegó a un momento clave en la primera manga, con el 4-4, Ferrer dispuso de hasta dos bolas de break pero las salvó el ruso y ello le hizo venirse arriba y, por ende, David se atemorizó. En el siguiente saque, el español, lleno de desconfianza, vio como el ruso se lo arrebataba en blanco y con ello se llevaba el primer parcial (6-4).

La victoria de su vida

Algo parecía haber cambiado respecto al duelo que ambos mantuvieron en Miami. Por aquel entonces, cualquier fallo del ruso era acompañado de sus correspondientes berridos, gritos, lamentos, quejas y demás conversaciones con su entrenador. Ahora no, ahora solo quería seguir, jugar concentrado en su tenis y dinámico ante un Ferrer que no conseguía rayar a su nivel.

Todo el mundo esperaba un bajón de Gabashvili que nunca llegó

Con toda la pista del Godó esperando un giro de 180º en el partido que nunca sucedió, el ruso siguió a lo suyo y en su primera oportunidad de break la hizo efectiva. Ni el propio Gabashvili parecía creérselo. Estaba en Barcelona, ante David Ferrer, número 2 español y del torneo, y dependía de sí mismo para cerrar lo que posteriormente catalogaría como ''la victoria de su vida''.

Y así lo hizo, el ruso lo consiguió, no sin sufrir. Con saque para 5-2 fue capaz de salvar hasta dos bolas de rotura, para luego en el siguiente saque del tenista de Jávea asestarle el golpe definitivo con un nuevo break (6-2). A la segunda bola de 'match', se hizo con la victoria, con la victoria de su vida.