Hay jugadores en el circuito que a pesar de no estar en el Top 10 o de no ser habituales en las segundas semanas de Grand Slams, dejan una profunda huella en el mundo del tenis. Uno de ellos es, sin duda, el parisino Michael Llodrá. Con 34 años y quince ediciones de Roland Garros en sus espaldas, Llodrá plantea su retirada, al menos del circuito individual, para finales de este año, por lo que el partido que le enfrentó a Verdasco en la Pista 1 pudo ser su último encuentro individual en Roland Garros.

El juego clasicista y elegante de uno de los mejores voleadores de la última década, se ha erigido en una referencia estética en el mundo del tenis actual, quedando como vestigio de aquellos tiempos donde no primaba tanto la velocidad y el físico. Llodrá ha sabido exprimir estas condiciones para no solo divertir al público y erigirse en uno de los mejores doblistas del mundo, sino también para hacer una carrera individual nada desdeñable, habiendo llegado a ser 21 del mundo y alcanzando los octavos de final de Roland Garros en dos ocasiones (2004 y 2008).

Verdasco salvó cinco bolas de rotura.

Pero Verdasco no estaba dispuesto a dejarse llevar por las emociones. En una pista 1 abarrotada y entregada a su ídolo, el madrileño supo gestionar en todo momento el partido, mostrándose muy sólido en los momentos calientes del partido, que los hubo. Si bien es cierto que en el primer set Llodrá pareció superado por la carga emocional del encuentro, tanto en la segunda como en la tercera el francés se lanzó a por el partido atacando la bola con descaro y subiendo sin miedo a la red. Verdasco concedió un total de seis bolas de break, pero salvó cinco de ellas. El madrileño intentó coger la iniciativa en todo momento, con su característico drive liftado que desplazaría al francés sin asumir el español excesivos riesgos, como muestra el hecho de que hiciera un total de 18 errores no forzados por 42 golpes ganadores. En definitiva, un estreno perfecto para el español, que tendrá que mantener este nivel de juego si quiere mejorar los octavos de final que tiene como mejor resultado en Roland Garros. En la siguiente ronda, espera ya el uruguayo Pablo Cuevas.

Además de Verdasco y la retirada de Nicolás Almagro, la participación española en el cuadro masculino de la jornada del martes se completó con el encuentro de Pere Riba ante Philipp Kohlschreiber. El barcelonés, que ha realizado una gran labor de recuperación tras una lesión grave y alguna recaída de la misma, jugó un gran partido ante Kohlschreiber, favorito número 28. Los dos primeros sets se resolvieron en favor del alemán por esos pequeños detalles que suelen decantar la balanza para el rival con mejor ránking y más confianza. Un break con 5-5 en el primer set y otro con 5-4 en el segundo, permitieron al teutón encarrilar el partido ante un voluntarioso Pere Riba, que se encuentra cerca de recuperar su mejor ránking (actualmente es el 84 del mundo).