Existen en el mundo del tenis, una serie de países que ostentan un organigrama federativo y un apoyo social muy notable, en las que el tenis constituye un deporte prioritario en la sociedad, por lo que continuamente salen numerosos jugadores profesionales y de gran calidad, auspiciados por una estructura de entrenadores y preparadores físicos de gran calidad. Tal es el caso de España, Francia, Alemania o Australia, muy presentes actualmente en todos los torneos de gran nivel, pero también de Argentina, EE UU o Suecia. Sin embargo, llama la atención cómo estos tres últimos países, no han logrado dar continuidad a este proceso de generación de jugadores, y no han afrontado con éxito el relevo de generaciones que les llevaron a la cima del tenis mundial.

Si se analiza el cuadro del torneo de Wimbledon, que dará inicio en apenas unas horas, es perceptible una ausencia flagrante de jugadores de Argentina y Suecia, y una falta de aspiraciones importantes por parte de los participantes estadounidenses. Tres argentinos y ningún sueco están presentes en el cuadro final de Wimbledon, siendo John Isner el único cabeza de serie de todos ellos. Es preciso analizar más exhaustivamente cuál es la situación de cada país:

Argentina; progresivo adiós a la meca del tenis

Gaudio, Coria, Chela, Cañas, Puerta, Acasuso y, por supuesto, David Nalbandián, fueron abanderados de la última gran época dorada del tenis argentino. En un país en el que se siente devoción por este deporte, que constituye la alternativa y/o complemento perfecto a la fiebre del fútbol palpable en todos los rincones del mismo, no se ha llevado a cabo un relevo generacional de garantías a estos jugadores. Bien es cierto que Juan Martín del Potro es uno de los mejores jugadores del mismo, pero una figura así no es representativa de una escuela de todo un país, ni síntoma de que se puede generar una hornada de jugadores. Y es que con la ausencia de la torre de Tandil, la representación argentina  en Wimbledon queda reducida a tres jugadores con aspiraciones muy reducidas, como son Berlocq, Mayer y Delbonis, y en el caso de los dos primeros, ya veteranos y en la recta final de su carrera. Juan Mónaco, lesionado, también causará baja en el torneo londinense. Jugadores jóvenes como Vasallo Argüello o Eduardo Schwank, no han sido capaces de dar el salto cualitativo que les convirtiera en jugadores de cierto peso en el circuito. La crisis económica experimentado por Argentina en los primeros compases del siglo XX ha podido influir sobremanera en esta situación de evidente gravedad; actualmente, uno de los jugadores con mayor proyección, como es Diego Sebastian Schwartzman, es apoyado económicamente por un grupo de inversores privado, ya que los apoyos de la federación no son suficientes para su desarrollo como jugador. El joven nacido en 1992, accedió por primera vez en Roland Garros al cuadro final de un Grand Slam.

Estados Unidos; suspirando por una estrella

Para casi cualquier país del mundo el hecho de contar con diez jugadores en el cuadro final de un Grand Slam como Wimbledon, supondría un éxito rotundo. Sin embargo, éste no es el caso de Estados Unidos. Este gigante mundial en todos los aspectos, también en el tenis, atraviesa uno de los peores momentos de su historia. A los Agassi y Sampras, sucedieron jugadores de gran nivel y capaces de hacer vibrar al gran público, como Andy Roddick, James Blake o, en menor medida, Mardy Fish. Pero con la retirada de éstos, el tenis americano parece haber caído en un abismo del que jóvenes con aura de estrella en su etapa universitaria no pueden sacarlo. Llama la atención el hecho de que un país con una estructura deportiva tan característica como EE UU, con el instrumento de las Universidades como grandes fuentes de talento, no logre encontrar jugadores que se hagan su hueco en el circuito ATP. Jack Sock, Ryan Harrison, Steve Johnson y Donald Young, son los representantes de una generación de jóvenes jugadores con gran potencial, pero que no están sabiendo explotar en el circuito profesional. El tenis necesita una figura estadounidense, que llene estadios  y que genere ilusión en el país de las barras y estrellas. La ATP suspira por la irrupción de un nuevo jugador estadounidense que revalorice el tenis y devuelva la ilusión a un público acostumbrado a contar con algunos de los mejores jugadores de la historia.

Suecia; fuera del mapa tenístico

Bjon Borg, Mats Vilander, Stefan Edberg, Thomas Enqvist e incluso Jonas Bjormann y Thomas Johansson, fueron durante las décadas de los 70, 80 y 90, los abanderados de lujo del país nórdico, que se convirtió en toda una referencia en el mundo del tenis. Muchos jugadores y todos ellos de gran calidad, por lo que nada hacía presagiar la desaparición en la que está sumida el tenis sueco actualmente. Con la única excepción de Soderling, no hay ningún jugador sueco en el top100 desde 2007, momento en que lo abandonara el sacador Joachim Johansson, cuya carrera se vio mermada por una lesión de hombro.

Soderling dejó una puerta abierta al regreso hace unos días

Se cortó el grifo; no sale absolutamente ningún jugador sueco. Realmente, es planteable considerar qué sería lo normal en un país de 9,5 millones de habitantes, y donde el clima obliga a jugar en pistas indoor durante la mayor parte del año. ¿Es más  lógico que Suecia saque tantos jugadores y tan buenos como en épocas pasadas, o que no saque absolutamente ninguno como ocurre actualmente? El interés por el tenis en Suecia es notable, como demuestra el hecho de que acojan dos torneos ATP al año, como son Estocolmo y Bastad, con el respaldo social con que cuentan. La ilusión parece haber regresado al país nórdico con las declaraciones de Soderling en las que dejaba entrever la posibilidad de reaparecer. Sin embargo, se requieren reformas mucho más profundas, y que salgan nuevos jugadores.

Estos casos no son más que la fiel representación, de la enorme dificultad que tiene presentar una generación de grandes jugadores como la que disfruta actualmente España, y de la dificultad aún mayor que representa el relevo generacional de grandes jugadores. España ha de estar preparada para experimentar momentos de "vacas flacas" tras esta época de bonanza en que nuestro país cuenta con muchos jugadores de un nivel espectacular, y por tanto, valorar sobremanera todos los resultados positivos que la Armanda brinda cada semana a los grandes aficionados españoles a este fantástico deporte, como es el tenis.

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Sobre el autor
Diego Jiménez Rubio
Fui Coordinador General de Más Deportes y Viajes, y miembro del Consejo de Dirección de VAVEL España. Me encanta comunicar mi pasión por el turismo y el deporte, y hacerlo con responsabilidad y profesionalidad.