Un año después de levantar su único título de Grand Slam, Marion Bartoli volvió a pisar la Pista Central del All England Club, pero esta vez sin raqueta en mano. La francesa saltó al pasto londinense para realizar el lanzamiento de moneda en el partido que enfrentaba a Sabine Lisicki con Julia Glushko.

Cogida de la mano con un niño, Bartoli pisaba el verde de nuevo, arropada por un público que le regalaba una sonora ovación. Todo lo logrado el pasado año en esa misma pista empezó a rondarle la cabeza. En medio de los aplausos y colocada en el centro de la pista, la francesa rompió a llorar. Muchas emociones vividas en ese mismo lugar 365 días antes. El trabajo de toda una carrera dedicada al tenis recompensado en el momento en el que el servicio de Bartoli salió despedido como un cohete, imposible para Lisicki, su rival en la final del 2013.

Tras acabar la ceremonia, la francesa se dirigió a su asiento en primera fila para disfrutar del encuentro. No quería perderse ningún detalle. Tras el encuentro, Bartoli pidió perdón por las lágrimas. "Lo siento. Me puse tan emocional que no pude contener las lágrimas por estar en la Pista Central y por el apoyo". Unas lágrimas de añoranza de una tenista que tocó el cielo en Wimbledon.

Sus éxitos

Marion Bartoli es leyenda del tenis francés. Tras 13 años como profesional, la temporada pasada decidió colgar su raqueta. Y lo hizo en la cima del tenis mundial. A sus 29 años, Bartoli consiguió levantar el único torneo de Grand Slam: Wimbledon. La tenista francesa, reconocible por su juego a dos manos tanto de drive como de revés, volvió a levantar un Grand Slam para su país después de que lo hiciera Amelie Mauresmo en el año 2006 en el mismo escenario, convirtiéndose así en la tercera francesa en lograr alzarse con un título de este calibre en la era Open.

Ocho títulos individuales y tres en dobles. 13 años peleando por todas las pistas del mundo por hacerse un hueco en la historia de este deporte. Un año después de haberlo conseguido, Bartoli volvió a Wimbledon.