La final de hace dos semanas ante Madison Keys en Eastbourne le dio confianza de cara a Wimbledon y a coger forma sobre la hierba de Londres. Tras unos meses con muchas dudas y con pobres resultados, parece que el pasto agrada en mayor medida a la jugadora germana que, tras salvar 7 bolas de 5 iguales en el tercer set, pudo sellar su pase a cuartos de final.

Un partido claramente contrapuesto en el que ambas jugadoras tenían marcado su juego en el cabeza. Sharapova pegar y pegar y volver a pegar. Kerber, todo lo contrario, aguantar, cometer pocos errores y variar con su derecha. Tal como estaba previsto, ocurrió. Y es que en el primer set, la jugadora rusa consiguió 20 puntos ganadores, pero 19 errores no forzados. En cambio, la alemana, con un juego más pausado, calmado y metiendo todas las bolas, apenas cometió errores. Con estas premisas y con apenas roturas de servicio, se llegaba al desempate, donde el acierto de Kerber primó por encima del “martillo pilón” de la rusa. 7-6 y a un paso de cuartos de final.

En el tenis no solo es cuestión de pegarle a la pelota. La rusa lo hace a las mil maravillas pero a veces pasa factura.

En el segundo parcial las cosas cambiaron. La rusa continuó pegándole a la pelota pero los errores no eran tan frecuentes como en el primer set. Los intercambios se sucedían sin descanso. Kerber seguía aguantando los constantes ataques de Sharapova con pericia, muñeca y con sabiduría, buscando sus oportunidades y buscando la línea de fondo, donde Maria se encuentra más incómoda a la hora de golpear la pelota. Cuando todo parecía que iba a desencadenar en otra muerte súbita, Sharapova apretó los dientes, pisó el acelerador y se apuntó la 2ª manga para igualar la contienda a 1 set. 6-4 en segundo set y todo por decidir.

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Maria Sharapova acostumbrada a las remontadas, tenía otra opción de hacerlo. Kerber, pese a ceder el set, seguía queriendo el partido.

La tercera manga iba a ser crucial, los errores se iban a pagar caro y los puntos ganadores iban a llegar con cuenta gotas. Nada más comenzar el tercer acto, Kerber rompió el saque de Maria Sharapova para adelantarse a continuación 3-0. Tras este inicio aplastante, las aguas volvieron a su cauce, las jugadoras mantuvieron su servicio. Sharapova seguía, pese a ir por detrás en el marcador, rompiendo la bola.

No obtuvo sus frutos hasta que en el noveno juego. Cuando la alemana se disponía a sacar para ganar el partido, los nervios empezaron a rondarle la cabeza y cedió el juego. En ese momento, el saque de la rusa iba a ser crucial para el devenir del encuentro y del set. 5-4. Servicio Sharapova. Mucho más suelta la alemana y sin la presión de meter la bola en el cuadro de saque pudo llevarse el partido tras salvar 7 bolas de empate a 5.

Tres horas de partido y Kerber a la siguiente ronda, donde se verá las caras con la jugadora canadiense Eugenie Bouchard por un puesto en semifinales.