Muchos son los adjetivos con los que se podría describir el encuentro disputado entre dos de los mejores de la historia del tenis, como son Novak Djokovic y Roger Federer. El duelo de estilos que se desató desde el primer punto alcanzó tintes dramáticos en determinados pasajes del encuentro, pero el nivel tenístico no se resintió en ningún momento. En el All England Club se ha presenciado mucho más que un partido de tenis; se ha podido disfrutar de uno de los mejores encuentro de la historia, tanto por su calidad e intensidad, como por la variedad de golpes y actitud impecable de ambos contendientes.

Roger se presentaba con cierta ansiedad al encuentro; a nadie se le escapa que las oportunidades del suizo para ganar un nuevo Grand Slam se reducen en número a medida que pasa el tiempo. El de Basilea buscaba la mayoría de edad en lo que a número de majors se refiere: 18. Djokovic aspiraba a reeditar el título logrado en la capital londinense en 2011, y situarse a la cabeza de la lista ATP de nuevo, sucediendo a Nadal. Los alicientes eran muchos, y más teniendo en cuenta la atmósfera que se respira en Wimbledon. El partido fuen tan vibrante que el público londinense tuvo que ser advertido por el árbitro del encuentro en varias ocasiones para que guardara silencio, algo realmente atípica en esta pista. Y es que las emociones eran incontenibles

Solo un break en los dos primeros sets

El juego vertical de Federer se contraponía al horizontal de Djokovic. El serbio se mueve como nadie en la frontera de la línea de fondo, sin ceder terreno y desplegando un repertorio de golpes exquisitos. En las semifinales Djokovic abusó de un esquema algo conservador, pero con un rival como Federer enfrente, el serbio intentó tomar la iniciativa en todo momento. El primer set transcurrió sin que hubiera una sola bola de break. Ambos jugadores se mostraban intratables al saque, y resolviendo los puntos en la red o a media pista. Se veía a Federer con ciertos problemas para desplazarse hacia su derecha, pero en los momentos calientes del set, el suizo se activó de piernas, y se adjudicó un tiebreak dramático por 9-7.

Djokovic no dio opción en el segundo set

La tensión vivida en dicho tiebreak y la importancia de hacerse con la primera manga, pasaron factura al suizo, que se relajó un poco en los compases iniciales del segundo set y encajó un break en el tercer juego del mismo. Djokovic solo concedió una bola de rotura y con un 71% de primeros saques y un total de 17 golpes ganadores por tan solo 6 errores no forzados, cuajó un set perfecto que le permitió igualar el marcador.

El mejor nivel tenístico se vivió en el tercer y cuarto sets

Subidas a la red infructuosas de Federer

A medida que avanzaba el encuentro los peloteos se hacían más largos e intensos. Roger intentaba sorprender subiendo a la red tras el resto, pero Djokovic dió un recital de passing, logrando 19 golpes ganadores con Federer en la red, algo que en hierba resulta de una gran dificultad. El tercer set fue una oda al tenis, un regalo para los aficionados. 6 errores no forzados entre los dos jugadores y 34 winners. Golpes cortados de revés, dejadas, globos, voleas imposibles y mucha intensidad de fondo de pista. El partido lo tenía todo, la grada vibraba. Con 4-3 en el tiebreak para Djokovic, Federer se tensó y envió una derecha a media pista más de un palmo fuera. Parece trivial recurrir a un punto concreto en un partido tan largo pero ese marcó el devenir del encuentro. Aunque pudo marcarlo mucho más si no fuera porque Federer es un guerrero.

Ave fénix Federer en la cuarta manga

Y es que tras hacerse con el tiebreak del tercer set, Djokovic salió en tromba en el cuarto, dispuesto a dar la puntilla final. El partido se volvió loco. Se encadenaron 3 break consecutivos, dos de ellos a favor de Djokovic, que encaminaron el marcador a un contundente 5-2. Cuando todo parecía dispuesto para que el serbio se llevara el encuentro, Federer demostró el por qué ha sido, es y, será hasta que alguien no gane lo que él ha ganado, el mejor jugador de la historia. El suizo sacó su mejor tenis y un coraje inusitado, para remontar el encuentro y hacerse con el cuarto set tras encadenar 5 juegos consecutivos, ante un cariacontecido Djokovic.

Intratable al resto Djokovic en el quinto

Pero el serbio nunca se va de los partidos. Asimiló el golpe moral que supuso la pérdida de la cuarta manga, y se mostró inapelable en el quinto. Con 4-3, y tras ser atendido por el fisio en el anterior descanso, Djokovic respiró hondo, abrió los ojos y lanzó una de esas miradas que diferencian a los grandes jugadores de los competidores y ganadores natos. El serbio se fue a por el partido con resolución. Tuvo 3 bolas de break, una de las cuales fue salvada por Roger con un bote pronto mágico solo a su alcance. El serbio no mostró ni un gesto de abatimiento o lamento, y con 5-4 se hizo con la suya. Roger no logró meter ni un solo primer saque en todo el juego; y ante un restador como Djokovic eso pasa factura. Y así ocurrió.

 Djokovic mejora continuamente su juego

Federer asumía la derrota con sentido del humor, y se le escapaba una sonrisa cómplice con sus hijas, presentes en la grada. Aún son muy jóvenes para entender lo que es su padre, pero con el tiempo entenderán que gane o pierda, Roger es una leyenda. Al suizo se le escapa una gran oportunidad para hacerse con el octavo Wimbledon. Por su parte, Djokovic sigue en su camino de entrar al olimpo de la historia de este deporte. Si bien es cierto que la hierba no es su superficie favorita, el serbio mejora cada día. El hecho de que un jugador que ha ganado casi todo siga mejorando, resulta un dato significativo del hambre de títulos que ostenta. Si mantiene este nivel de juego, dicha hambre será saciada con creces. Un físico imponente y una mentalidad a prueba de bombas, sazonan al jugador más completo en cuanto a golpes se refiere del panorama mundial en las últimas décadas. Djokovic no tiene fisuras. Siete Grand Slam ilustran un palmarés que promete engordar en los próximos años.