Lejos de los grandes torneos, y abandonando la primera plana mediática del tenis mundial tras una irrupción meteórica, David Goffin avanza sin prisa pero sin pausa en su evolución como jugador. Poco a poco, con mucho trabajo y esfuerzo, tal y como enfoca sus partidos, el joven belga ha encadenado una racha de 20 partidos seguidos alzándose victorioso, lo que le ha servido para incorporar cuatro torneos a sus vitrinas, el último de ellos ya con la categoría de ATP.

Irrupción meteórica en 2012

En la edición de 2012 de Roland Garros, este menudo jugador belga saltaba a las primeras pantallas al enfrentarse a su gran ídolo Roger Federer. Un jugador surgido de la nada, opuesto a los cánones físicos que ostentan los tenistas de hoy en día, se veía las caras en Roland Garros con el jugador cuyos pósteres cubrían su habitación, y con el que toda su familia vibraba viéndole por televisión. La historia era jugosa, y fue exprimida por los medios. Goffin perdió el encuentro dando la cara y mostrando un gran tenis, recibiendo el halago del mismísimo Roger Federer. Pero a partir de ahí, se le tragó la tierra. Nada se volvió a escribir en los grandes medios de este jugador, y sus modestos resultados no contribuían a que esto cambiara.

Y es que, aunque suene a tópico, el tenis es muy complicado. Dejando de lado genios com Nadal, Djokovic o Murray, todos los jugadores necesitan tiempo para mejorar y asimilar las expectativas puestas en ellos mismos. A medida que avanza el tiempo, los jugadores tardan más en explotar y alcanzar un nivel de juego competitivo. Goffin, parece estar en el camino correcto ya con los 23 años cumplidos.

Limitaciones físicas pero talento infinito del joven belga

Actualmente posee una racha de 20 victorias consecutivas.

Asesorado por el exjugador belga, Regginald Williams, este talentoso joven tiene las limitaciones de medir 1,76 y pesar 68 kg. Como consecuencia de ello, Goffin ha de recurrir a algo tan valioso como abstracto, tan añorado como imprescindible: el talento. Y es que Goffin ostenta mucho tenis en su raqueta. Muchas son las artimañas que ha de hacer este jugador para desbordar a los gigantes veloces y potentes que pueblan el circuito hoy en día. La superficie que mejor se adapta al juego de Goffin es la tierra batida, y es en ella donde ha alcanzado sus mayores logros y donde ha encadenado la racha victoriosa recientemente alcanzada.

Tras sus victorias en los Challengers de Schveningen ante Beck, y Posnania ante Rola, la organización del torneo de Kitzbuhel decidió conceder una Wild Card a Goffin; algo tan acertado para el torneo, como a la postre, dramático para los intereses austriacos. En la semana previa al torneo tirolés, Goffin ya avisó derrotando en la final del Challenger de Tampere (Finlandia) al ídolo local Jarko Nieminen, algo que repetiría en Kitzbuhel ante Dominic Thiem.

Atrás quedan ya las grandes expectativas sobre este jugador, los reportajes megalómanos sobre su infancia e idolatría hacia André Agassi y Roger Federer. Goffin es un jugador cercano a la madurez, con un juego muy plástico y elegante, divertido para el espectador, por ser muy diferente a lo imperante en la actualidad, pero sobre el que no se debe especular sobre sus posibilidades de asentarse en la élite, ya que está inmerso en un proceso de mejora lento pero continuado. Está por ver que el belga esté ya preparado para continuar con la senda de la victoria en torneos de mayor entidad, pero aunque no fuera así, jugadores que aportan algo distinto siempre son bienvenidos al circuito.