El tenis es un deporte de sensaciones, y para cambiarlas se requiere de un punto de inflexión claro, generalmente en forma de gran resultado. Andy Murray se halla a la caza y captura de dicho punto de inflexión durante todo el 2014. El escocés no logra mostrar su habitual juego demoledor desde el fondo de pista. Parecía que las semifinales en su torneo fetiche, Roland Garros, podrían mejorar su estado de juego y de ánimo pero no ha sido así. Andy continúa cometiendo más errores de lo habitual, y practicando un juego carente de confianza, en que abandona la mordiente de sus golpes y se parapeta en fondo de pista, defendiéndose con uñas y dientes pero sin buscar más que meter bolas. Esto retrotrae al Murray primigenio, el que era acusado de "pasabolas". Y es que en momentos difíciles, cada jugador recurre a las artimañas donde se siente más cómodo y no requiere confianza.

Federer muy superior táctica y mentalmente

Murray falto de agresividad y muy inseguro

Sin embargo, se antoja casi imposible vencer a un jugador como Federer con esas carencias. El suizo está cuajando una temporada magnífica, se podría decir que perfecto si no fuera por el bloqueo mental que parece sufrir en las finales, lo que le ha impedido alzarse con más torneos este año. Andy comenzó bien el partido, levantando dos bolas de break en contra en el primer juego. Pero su juego falto de agresividad, se demuestra en el hecho de que concedió nueve bolas de break, de las cuales Roger aprovechó dos. Se antojó clave el 4-3, donde Murray tuvo dos oportunidades para romper el saque del suizo e igualar el parcial, pero Federer sacó su mejor tenis para salvar ambas, y dejar a Murray muy tocado psicológicamente.

Con todo en contra, Federer sacó su mejor tenis

La segunda manga comenzó con un Murray mucho más atrevido. Sin nada que perder y con cierta desesperación, el británico pareció hacer suya la expresión "de perdidos al río". Con esta máxima, desarboló a Roger en los cinco primeros juegos, para situarse 4-1 con dos breaks a su favor. Sin embargo, es en este punto donde se pudo comprobar con clarividencia la falta de confianza de Murray. Al percatarse de que estaba en posición de ganar el set, abandonó el juego agresivo y con riesgos que le había llevado a esa posición, y volvió a dar concesiones a un Federer que aprovecharía las oportunidades para igualar el encuentro. Con 6-5 a favor del helvético, Andy sacaba para llevar el set al tiebreak. Con 30-0, todo parecía a su favor, pero se volvió a tensar inexplicablemente, a cometer errores infantiles, y a ser víctima de la resolución de un magistral Federer, que aprovechaba su primera bola de partido para meterse en semifinales.

Milos Raonic, con comodidad a semifinales

Allí le espera Milos Raonic. El canadiense parece ya totalmente asentado en el Top10, al haber alcanzado la tan ansiada regularidad que le hace vencer a la inmensa mayoría de rivales que sobre el papel son inferiores a él. Lo hizo en cuartos de final con un Fabio Foginini que entiende el tenis y la vida en blanco o en negro. Y ayer, ofreció su versión del negro. Falto de movilidad, actitud y estrategia, el italiano cuajó un partido terrible, y además, sufrió molestias físicas. Esto desembocó en un encuentro sin historia, resuelto en menos de una hora por el canadiense, con un marcador sonrojante de 6-1 6-0.

A partir de la 1:00 am (hora peninsular y en un duelo que se podrá ver en directo en TDP), Raonic y Federer buscarán un puesto en la gran final, en lo que va camino de convertirse en un duelo clásico entre el poder establecido en la cima del tenis mundial, frente a la nueva hornada de jóvenes talentos que buscan hacer saltar la banca del ránking ATP. El último duelo data de las semifinales de Wimbledon, donde Federer se mostró muy superior, pero a buen seguro que Raonic habrá aprendido mucho de este encuentro.