Cuando más dudas ostentaba David Ferrer sobre su juego tras una temporada irregular, ha llegado el torneo de Cincinnati para devolver la confianza al alicantino y permitirle sumar unos puntos de oro en su carrera hacia la Copa de Maestros. Y es que el español ha logrado acceder a su sexta final de Master 1000. El nivel de dificultad de los partidos de Ferrer hacia la final ha ido disminuyendo, al empezar remontando un partido épico a Kohschreiber, incluyendo  bolas de partido, siguiendo con Youzhny y Robredo, y finalizando con unas semifinales más sencillas de lo habitual en estos torneos, ya que Benneteau no pudo rendir al nivel que mostró en cuartos de final frente a Wawrinka. Ferrer ha sabido aprovechar los traspiés de sus potenciales rivales en las rondas finales, como eran Djokovic y Wawrinka, para cuajar una semana fantástica que puede culminar con un título.

Ferrer impuso su juego con solidez

Ferrer es denominado en muchas ocasiones como un jugador diésel, definición que hoy puso de manifiesto, con un inicio dubitativo y errático, pero cuando cogió el pulso al partido mostró un juego muy resolutivo. El punto de inflexión del encuentro se dio en el sexto juego. Ferrer transitaba con ciertas dudas, que se acrecentaron cuando el francés forzó una bola de break. El de Jávea logró salvarla, y a raíz de este punto la tendencia del partido cambió por completo. Benneteau siempre sucumbía a los intercambios largos con un error no forzado, y sus dejadas y subidas a la red eran muy plásticas pero poco efectivas.

El español sólo perdió 12 puntos al saqueLa velocidad e intensidad de piernas de Ferrer comenzó a funcionar, y el español se llevó el primer parcial con un doble break, por 6-3. No hubo respiro para Benneteau, que vio cómo en el cuarto juego de la segunda manga, el español tomaba una ventaja de un break que ya nunca abandonaría, sino que acrecentaría en el último juego del encuentro, cuando tras ver cómo el francés levantaba tres bolas de partido, el español aprovecaba la cuarta para poner el punto y final a un partido muy tranquilo.

Ferrer llega con confianza a la final, y habiendo sufrido poco desgaste en el encuentro ante Benneteau. El español se encuentra en una posición privilegiada para resarcirse de su peor temporada (o mejor dicho, menos mala) de los últimos cinco años, si logra alzarse por segunda vez en su carrera con un Master 1000.