En un partido de más de dos horas y media de duración, con variantes tácticas por parte de ambos jugadores, un esfuerzo físico titánico y una gran fuerza mental, la victoria para uno y otro se decantó en cuatro puntos. Resulta paradójico e incluso cruel, pero esto es uno de los condimentos que hacen del tenis un deporte especial. Con las espadas en todo lo alto, ambos sufriendo por el calor y el cansancio acumulado, Robredo y Wawrinka se citaron en un tiebreak en el tercer set, que parecía que sería definitivo para el devenir del encuentro. Y así fue. Wawrinka logró remontar un 6-4 a favor de Robredo, y dejó muy tocado psicológicamente al español, al que una vez más hay que ensalzar por su juego y actitud. Pero esta vez no pudo ser.

Duelo de estilos: táctica y talento al servicio del espectáculo

Antes de que se desatara esta batalla, el partido ya había dejado interesantes detalles para el aficionado. Robredo, sabiendo que sus golpes son menos potentes que los del suizo, apostó por largos intercambios de fondo de pista, intentando siempre coger su derecha y variando las alturas, algo que por momentos despistó al de Lausana. Por su parte, Stan optó por un juego mucho más directo, apoyándose en golpes definitivos cada vez que a Robredo se le quedaba una bola corta. Con su revés en un estado espectacular, la mayoría de errores llegaron con el drive. Tal era el afán por acortar los puntos de Wawrinka, que sus apariciones en la red fueron recurrentes, acudiendo a la misma en 35 ocasiones y ganando el punto en 26 de ellas.

Wawrinka remontó con maestría el 1º set

Los altibajos en el juego del suizo se hacían notar, mientras que Robredo solo bajó un ápice el nivel de tenis en el cuarto set. A la primera señal de relajación del suizo, Robredo le rompió el saque y se dispuso a servir con 5-4 para hacerse con el set. Sin embargo, Wawrinka sacó lo mejor de sí mismo en los siguientes tres juegos, sin dar ninguna opción al de Hostalrich. 7-5 para Stan, pero Tommy con la sensación de que podía hacerle daño.

Y así fue; en un segunto set para el recuerdo, apoyándose con un alto porcentaje de primeros saques (67%) y aprovechando los 17 errores no forzados de Wawrinka, el español quebró el servicio del suizo en el quinto juego, y mantuvo su saque hasta hacerse con la segunda manga por 6-4, sin conceder ni una sola de break. Los aficionados que abarrotaban las gradas de la Louis Armstrong se regocijaban en el mayúsculo espectáculo que ofrecían dos jugadores con dos estilos contrapuestos, al menos en el encuentro de ayer. Dicha diferencia de estilos, se manifiesta en la diferencia estadística de golpes ganadores y errores no forzados al final del encuentro, con 19 winners y 31 errores por parte de Robredo, y 75 golpes ganadores por 58 errores, lo que da una idea del riesgo y el acierto con el que jugó el helvético.

El partido se decidió en un 3º set para el recuerdo

El tercer parcial supuso el culmen del encuentro. Un intercambio de golpes espectacular, una batalla a tumba abierta, en la que Tommy se mostró más agresivo de lo que lo había hecho en el partido, y llegó a disputar de dos bolas de break, ambas salvadas con un ace del suizo. Sin rendijas tácticas por parte de ambos, y con algunos síntomas de cansancio y molestias físicas de Wawrinka, el tercer set y el partido, se decidirían en un agónico tiebreak. Un parcial de 3-0 a favor de Tommy, sería contestado inmediatamente por otro de Wawrinka. Con 4-3, el de Hostalrich se hizo con un minibreak, que le llevó a gozar de dos bolas de set, la primera de ellas con su saque. Una defensa en paralelo de derecha que se le va dos centímetros, y dos passings shot muy tímidos por parte de Tommy, le llevaron al 7-7, donde por primera vez en todo el encuentro, el español se precipitó. En uno de sus movimientos para golpear la derecha invertida, se mostró algo lento, lanzando una bola corta y dejando desguarnecida más media pista. Golpe ganador de Wawrinka, grito desgarrador y celebración señalándose la cabeza, haciendo hincapié en su fortaleza mental.

Wawrinka se enfrentará a Nishikori en cuartos de final

Fue demasiado para Tommy, que se vio abocado a bajar los brazos en un cuarto set que no era más que la confirmación oficial del resultado esperado tras esos fatídicos cuatro puntos. Robredo se despide una vez más con la satisfacción de haber dado todo en la pista, y mostrarse como un jugador temible para cualquiera de sus rivales. Por su parte, Wawrinka se confirma como un jugador de la élite mundial, manejando situaciones de tensión a las mil maravillas. Y a muchas otras tendra que hacer frente en cuartos de final, ante Kei Nishikori.

El japonés parece haber superado los problemas físicos que le han mantenido meses alejado de las pistas, logrando una victoria para el recuerdo ante Milos Raonic, en cuatro sets muy disputados, en el que los 35 aces de Milos no dieron el resultado esperado. Será la segunda aparición en unos cuartos de final de Grand Slam para el nipón, que al venir fresco tras sus meses de paro por lesión, se puede erigir en protagonista del tramo final de la temporada.