A pesar de ser el 56 del mundo, el eslovaco Martin Klizan ostenta el aura de "matagigantes" en el circuito. Su tenis crece exponencialmente cuando se enfrenta a alguna gran figura mundial. Ya derrotó a Nishikori en Roland Garros, y puso en aprietos al mismo Nadal en Wimbledon este año, pero el tenis practicado por este descarado jugador en el día de hoy, ha rozado la perfección. Cuando parecía que Nadal tenía el partido controlado, una pequeña relajación por su parte fue letal. Y es que el tenis vuelve a mostrar su grandeza: nada se puede dar por hecho en este deporte.

Falta de frescura de Nadal en un duelo titánico

El sonido de la pelota resonaba limpio y claro en una pista que asistía asombrada al duelo de golpes entre Nadal y Klizan. Un encuentro de altos vuelos. Ya desde los primeros compases del partido, se percibió que Klizan estaba dispuesto a dar guerra. Y vaya si la dio. En un primer set espectacular en el que el eslovaco llegó a sacar para ganar, Rafa sacó su condición de campeón y, por supuesto, su mejor tenis, para hacerse con este parcial en un tiebreak dramático, en el que llegó a desperdiciar el mallorquín hasta tres bolas de set. 

Con un set y break de desventaja, Klizan sacó su mejor tenis

Se podía pensar que el gran nivel de juego mostrado por Klizan se iría diluyendo cual azucarillo en café, y más cuando Rafa hacía break mediado el segundo set. Sin embargo, esto no fue más que un acicate para el eslovaco. Una ligera relajación de Nadal fue duramente condenada. La velocidad de bola del eslovaco fue endemoniada durante todo el encuentro; Rafa buscó alternar entre revés y derecha, variando alturas e incluso subiendo a la red con un acierto notable, pero nada parecía amilanar a Klizan. La segunda manga se decantó de su lado, obligando a Nadal a un esfuerzo extremo y muy continuado, que aún no parece estar preparado para afrontar.

En el tercer set la historia se repitió. Duelo a tumba abierta entre ambos, hasta que Rafa logra quebrar el saque, lo cual tiene un efecto opuesto al habitual. Klizan se despereza, juega con mucho riesgo y un acierto sin precedentes. Rafa intentó tomar la iniciativa en momentos cumbre, lo cual habla bien de su planteamiento de juego. Sin embargo, no tuvo la frescura de piernas necesaria como para meterse dentro de la pista y conectar golpes incisivos y sin errores. 

Los últimos compases del encuentro fueron síntoma de que Nadal aún está buscando su mejor juego; aceptando el gran nivel de su rival, el balear optó por decidir por sí mismo su rumbo; nada de parapetarse en fondo de pista esperando el error, sino que tomó la iniciativa descaradamente. Para su desgracia, se sumaron más errores que aciertos en su estadística personal en este tramo de partido, lo que permitió a un Klizan catedralicio, confirmar una de las mejores victorias de su carrera, auspiciada por una pista indoor que favorece mucho su juego.

Shangai espera con los brazos abiertos a Nadal, que a buen seguro saca una lectura positiva de este encuentro que le permita encarar el Máster 1000 con mas garantías de éxito.

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Sobre el autor
Diego Jiménez Rubio
Fui Coordinador General de Más Deportes y Viajes, y miembro del Consejo de Dirección de VAVEL España. Me encanta comunicar mi pasión por el turismo y el deporte, y hacerlo con responsabilidad y profesionalidad.