El idilio de Novak Djokovic con China tocó a su fin. Tras veintiocho victorias consecutivas en este territorio, el serbio cedió (4-6 y 4-6) ante un Roger Federer que buscará su vigésimo tercer Masters 1000. El serbio, algo más lento y errático de lo normal, acrecentó el nivel de juego entrado el segundo set. Demasiado tarde, e insuficiente, ante un suizo desatado, que encontró en el servicio a su mejor aliado. El tenista de Basilea buscará su segundo título en Shanghai frente a Gilles Simón.

Dos estilos contrapuestos se encauzaron frente a frente desde el inicio. Federer, con ahínco, recurría a la red, subidas facilitadas gracias a la enorme confianza que mostró en su servicio. Djokovic, aparentemente tranquilo, se apuntaba sus dos primeros servicios desde el fondo de la pista. El trigésimo sexto enfrentamiento entre ambos avanzaba con gran rapidez (2-2). Lo que sin embargo no sabía el serbio, es que un despiste iba a dejarle sin opciones. En el quinto juego, los errores del tenista de Belgrado (hasta 11 en la primera manga) provocaron una situación de privilegio para el suizo (15-40), que aprovechó la segunda oportunidad para lograr la que iba a ser la única ruptura del acto.

Y es que, pese al intento de reacción inmediata de Novak, las sensaciones de Federer parecían distintas a las de otros encuentros. Mucho más centrado, volvió a afrontar de manera casi perfecta una situación complicada (bola de break en contra), consolidando así su ventaja (4-2). Roger, a continuación, decidió centrar todos sus esfuerzos en sus turnos de saque. Y el resultado fue inmejorable. El mejor reflejo de ello fue el octavo juego, donde ante la atenta mirada del público asiático, enloquecido, el helvético firmó un juego en 47 segundos, con cuatro puntos de servicio (5-3). Sin opciones, Djokovic sucumbió en el primer parcial (6-4).

Zimbio

El segundo set comenzó con la inercia que arrastró el primero. Djokovic, algo lento de piernas, no lograba acomodar sus golpes, mientras que al otro lado de la red se atisbaba todo lo contrario, con un Roger que conectaba su derecha y su revés de una forma realmente armoniosa. Esta situación se tradujo en el marcador, donde Federer asestaba un golpe importante (2-0). Para el número uno cada servicio se convirtió en una agónica lucha de supervivencia. Tras una encarnizada batalla en el quinto juego, donde solventó hasta cinco bolas de rotura, Djokovic parecía decidido a recuperar el juego que venía desplegando en la gira asiática. Sin embargo, un Federer agresivo y escasamente errático, caminaba firme (4-3).

El octavo juego fuel el reflejo del incremento de nivel de Novak, y del tenis brillante que Federer venía desplegando. Siete minutos de intenso tenis, en el que por fin Djokovic pudo creer en sus opciones. La red por momentos no parecía suficiente para Roger, ante los passinsgs de su rival. Pero recursos le sobraban al suizo, que continúo sorprendiendo al serbio a base de golpes armados con una rapidez endiablada. Djokovic apenas podía recuperar su posición en la pista, antes de Federer ya estuviera finiquitando el punto. La penúltima oportunidad del vigente campeón se esfumaba (5-3).

Tras no concretar el partido al resto, donde dispuso de dos oportunidades, Federer fio su quinta final de Masters 1000 del año a su servicio. Pese a la agonía que supone comenzar a contracorriente (15-30), Roger, en la red, certificó su triunfo (6-4 y 6-4) y su acceso a su segunda final en Shanghái. En ella se enfrentará a Gilles Simón, verdugo de Feliciano López (6-2 y 7-6).

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Sobre el autor
Alberto Puente
Redactor en Tenis VAVEL. Pasé seis meses en MARCA. Colaboré en la revista mexicana TennisLife y en Industria del Tenis. Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.