Tenía solo cuatro años cuando empuñó por primera vez el mango de una raqueta. Pocos se atrevían a decir que aquel serbio, nacido en una capital de estado de un país en crisis tras las numerosas guerras históricas de las que fue testigo, sería años más tarde quien elevara a lo más alto del tenis mundial el cetro de número uno.

Los cimientos de un campeón

2005 fue el año que vio despuntar a Novak Djokovic. Inmerso en la disputa de torneos ITF, un año atrás ya saboreó las mieles del triunfo. El Melbourne Park vio en 2004 cómo Nole alcanzaba las semifinales de un Grand Slam júnior tanto en categoría individual como en la modalidad de duplas para, a la clausura del siguiente curso, finiquitar el año siendo el tenista más joven entre las 100 primeras raquetas del ranking mundial. Poco a poco se forjaban los cimientos de un tenista capaz de todo.

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2007 lo vio ganar su primer título de ATP Masters Series -actuales Masters 1000- en Miami, derrotar al top 3- Federer, Nadal y Roddick- en un mismo torneo algo que era inédito desde los tiempos de Boris Becker, alcanzar su primera final de Grand Slam en Nueva York y cerrar el año dentro de un top ten en el que un chaval de tan sólo 20 años de edad pasaba sin tocar a la puerta.Sin miedo, con la ambición por bandera, pronto consiguió adjudicarse sus primeros entorchados ATP en el año 2006. La ciudad de Armersfoort fue testigo de la victoria ante Massu que le valió para levantar su primer título como profesional. Sin embargo, meses más tarde el serbio volvía a repetir como campeón -esta vez ante Jurgen Melzer- en el torneo de Metz. Aquel 2006 ya lejano será recordado por la irrupción del de Belgrado en el top20 mundial y el partido de cuartos de final de Roland Garros que no pudo acabar ante Rafael Nadal debido a una lesión.

El golpe de autoridad y el milagro de la ‘dieta’

Sin embargo, dos son los años que serán recordados como los más ilustres para Djokovic. 2008 por lo que significó el levantar su primer Grande sobre el cemento de la Rod Laver Arena, coronarse con el bronce en los JJ.OO. de Pekín y acabar siendo Maestro por primera vez en su carrera en la Copa de Maestros de Shanghai y 2011, cuando el verdadero Novak alcanzara el cénit de su carrera.

Djokovic se adjudicó en 2011 siete títulos de manera consecutiva

Siete títulos de un total de 10 a final de año en una racha de 41 partidos seguidos sin conocer la derrota a tan sólo un encuentro de haber igualado la marca de McEnroe en 1984. Tres Grand Slam en un mismo curso -Open de Australia, Wimbledon, US Open- que le valieron para ocupar de manera excelsa el primer escalafón del ranking mundial por primera vez en su carrera deportiva. Aunque sin duda 2011 también será recordado por la rivalidad directa ente el serbio y Nadal en las que parecía imposible hacerle sombra a un Djokovic que caminaba firme y sin obstáculo de por medio. Prueba de ello fue la final más larga de la historia del Grand Slam que les enfrentó a comienzos del año siguiente en la que Novak, tras cinco horas y 53 minutos, acabó rasgándose las vestiduras para elevar al cielo de Melbourne su quinto Major y ampliar su hegemonía ante el balear.

Pero el éxito de su ascenso residió en la misteriosa, a la par que milagrosa, dieta del nutricionista Igor Cetojev, quien diagnosticó a Djokovic como celíaco y procedió a eliminarle de la dieta todo alimento que le provocara fuertes molestias en el estómago. Alimentos como las galletas, los pasteles o el propio pan desaparecieron del menú del tenista que, además, se sometió a tratamientos de acupuntura y medicina oriental que le sirvieron para desplegar una forma física envidiable.

La consolidación entre los grandes

2012 y 2013 terminaron de asentar a Djokovic y consolidarlo entre las más altas esferas del deporte de la raqueta. Nole ilustraba páginas para el recuerdo borrando de ellas los récords establecidos por tenistas de otros tiempos. Caminaba decidido y confiado en cada partido mostrándole al mundo que él ya estaba entre los grandes.

Hoy en día es incuestionable el legado de un tenista que destaca por su versatilidad, flexibilidad, astucia y trascendencia en momentos clave. Novak es un ‘lector’ innato de las jugadas. Su ‘olfato’ le hace estar presente en cada esquina de la pista para sacar petróleo de bolas imposibles. Nunca se da por vencido revirtiendo situaciones inexplicables que bordan lo utópico. Es único dentro y fuera de pista.

El Joker de la baraja

Y precisamente esa unicidad le hace ser un tenista especial. Polifacético donde los haya, Djokovic es un Maestro del divertimento y el espectáculo. Conocidas son sus múltiples imitaciones de Nadal o sus actuaciones en partidos de exhibición donde siempre es protagonista y cuplable de la sonrisa de los espectadores. No muy lejos queda la última de sus intervenciones carismáticas. En su encuentro ante Joao Sousa durante la pasada edición de Roland Garros, Djokovic sentó a su lado a uno de los recogepelotas que, paraguas en mano, intentaba protegerlo de la lluvia. Nole le invitó a sentarse, le ofreció su raqueta a cambio del paraguas y después le invitó a una bebida isotónica con brindis incluido.

Wang Lili |Corbis

En busca del poker

La Copa de Maestros ha sido uno de los torneos con mejores resultados para el serbio. Ganador en tres -2008, 2012 y 2013- de las siete ediciones en las que ha participado, su fortaleza física sólo se vio mermada en la temporada 2011 ante la gran cantidad de buenos resultados firmados durante el curso que le impidieron competir dando el 100%. Atrás queda esa edición de 2007 cuando perdiera todos y cada uno de los partidos de la Round Robin sin haber ganado un solo set en el camino.

Djokovic igualó en 2013 a Becker y McEnroe al lograr su tercera Copa de Maestros

Tanto Shanghai como Londres lo han visto campeón, y precisamente en la ciudad que baña el Támesis Djokovic consiguió en 2013 igualar a su actual entrenador, Boris Becker, y a John McEnroe en número de títulos cosechados en el evento donde solo las ocho mejores raquetas del mundo tienen acceso. En 2014 tendrá el reto de igualar a Ilie Nastase (4) dejando sólo por delante a nombres como Sampras, Lendl y Federer. Un poker de títulos que perfectamente podría llegar de no ser por el nacimiento de su primogénito, un contratiempo que podría trastocar y mucho los planes del serbio, quien incluso podría perder el número uno mundial a final de año.

Sólo el destino dirá si Djokovic estará presente o no en la última gran cita del 2014. Aquélla en la que los mejores compiten contra los mejores. Donde sólo uno será, Maestro entre Maestros.