Tan solo tres partidos separan a Roger Federer de su sexto título en casa. Tras una primera ronda sin complicaciones, Denis Istomin supuso un verdadero obstáculo para el de Basilea. El suizo arrancó algo lento y errático, y tuvo que recuperar las sensaciones de los últimos días para hacer frente a la situación. Finalmente, con el tenis agresivo que tanto le caracteriza, logró intimidar e incomodar al uzbeco, asentado continuamente en el fondo de la pista. En tres mangas (3-6. 6-3 y 6-4) el primer favorito al título sumó una nueva victoria. En cuartos de final se enfrentará al vencedor del choque entre Dimitrov y Pospisil.

Los primeros compases del partido no trajeron consecuencias. Istomin y Federer asumían ese momento de tanteo cumpliendo a la perfección con su servicio. Tras cinco juegos disputados (2-3), tan solo se habían sumado tres puntos al resto. Pero en cuanto el partido tomó una fase de riesgo, Roger comenzó a sufrir. El suizo, lento de piernas, no podía contener los ataques del uzbeco, que armaba su derecha a la perfección. A la tercera bola de break, Denis marcó la diferencia (2-4). A continuación llegó la reacción de Federer. Trató de coger la iniciativa y lanzarse, pero el cúmulo de errores no forzados (hasta catorce en el primer acto) fue un lastre al que no pudo hacer frente. Istomin se apuntó sus dos siguientes servicios y cerró la manga (3-6).

Como si estuviera pactado de antemano, los seis primeros juegos del segundo parcial transcurrieron de la misma forma que en el primero, pero intercambiando el papel de los protagonistas. Ambos parecían sólidos y cómodos con su servicio (3-2), hasta que Federer decidió cambiar el rumbo. El tenista local afinó la puntería y la sintonía con su drive, y a la tercera opción al resto adquirió ventaja (4-2). Istomin, menos agresivo, facilitó las cosas. Federer centró toda su atención en el saque, y la estrategia funcionó a la perfección. Istomin no tuvo opciones antes de que el de Basilea igualara (6-3) la contienda.

Roger arrancó el definitivo set con la idea de solventar cuanto antes el partido. Salió agresivo, buscando constantemente el winner. Y pese a que puso en enormes aprietos a Istomin, el uzbeco se resistió, sabedor de que un break sería definitivo. Sin arrugarse, aceptó el reto del suizo, y apenas se visualizaron intercambios. Federer, que mostraba por momentos una clara superioridad, no certificaba la rotura (1-1). Tuvo que esperar al segundo servicio de Istomin, y a la octava opción al resto, para consumar el break (3-1). Con la tranquilidad que le proporcionó la ventaja, el suizo se apuntó cómodamente todos sus servicios (excepto en el sexto juego) para cerrar un partido (6-4), en el que logró reaccionar a tiempo.