La Copa de Maestros 2014 está siendo algo descafeinada. Tenistas como Cilic, Raonic, Berdych o Murray no están practicando su mejor tenis. Partidos sin ritmo y con demasiados errores. Mucha diferencia entre los que lideran el ranking (Djokovic, Federer y Wawrinka), que sí están jugando bien sus cartas, y los aspirantes al cambio de tendencia. En el duelo entre el serbio y el número dos suizo, las esperanzas del público de ver un partido digno de las finales ATP era candente. Y no defraudaron, especialmente Djokovic.

Viendo la intensidad con la que arrancó el encuentro, los aficionados se relamían. Ahora sí había empezado el torneo. Dos jugadores aspirantes al título dando el todo por el todo. Y eso que Djokovic empezó bastante fallón, pero se palpaba en el ambiente que era diferente. Stanislas empezó más seguro que su rival, cometiendo menos errores y, sobre todo, aguantando los intercambios desde el fondo de pista. Su revés, un puñal para un Djokovic que empezó bien pronto con las cosas en contra (0-2).

Zimbio

En 15 minutos de encuentro parecía ondear sobre la pista la versión australiana de Wawrinka, pero tardó poco en huir de Londres. Tras el primer descanso, Djokovic salió más enchufado que el suizo, obligándole a ir al máximo. Dos errores del helvético y una caña, y todo igualado de nuevo. Pero ahora era Nole el dominador. El que llevaba el tempo del encuentro. Y en ese terreno se gusta. En esa parcela se sabe ganador. Y siguió con la hoja de ruta sin detenerse en ningún momento. Caminando firme y con contundencia hacia la consecución del primer acto (6-3).

Djokovic empezó a jugar a su antojo ante un Wawrinka ofuscado

Wawrinka estaba herido. Su escudo resultó resquebrajado. Sus armas se vieron altamente debilitadas ante los proyectiles que disparaba Djokovic. El serbio llegó a Londres con el número uno entre ceja y ceja y, en el momento en el que vio a su rival dañado, decidió dar la estocada definitiva. Wawrinka, cabizbajo y visiblemente afectado, no podía parar el vendaval que tenía delante. Siguió aguantando los peloteos intensos, pero los puntos y los juegos caían del otro lado de la red. Djokovic la ponía en la derecha y después en la izquierda. Ángulo por aquí, subida a la red por allá. Hasta en los momentos en los que Wawrinka tenía el punto prácticamente cerrado, Djokovic se aferraba en la pista y conseguía revertir la situación. Todo esto, sumado a un excelente servicio, hicieron las delicias del tenista serbio, que consiguió acabar finalmente con el escudo suizo en poco más de una hora de partido (6-3 y 6-0). Siguió la dinámica del torneo -partidos rápidos y a dos sets-, pero el ambiente -al menos en los primeros instantes del encuentro- fue diferente.

Zimbio

Con esta victoria, el grupo A se aprieta al máximo. De las cuatro piezas que conforman el puzle, solo una (Cilic) está prácticamente fuera. El croata necesitaría casi un milagro para pasar a semifinales. No así Wawrinka, que derrotando en la última jornada al vigente campeón del US Open certificaría el pase a la penúltima ronda del Másters. Djokovic y Berdych, también protagonistas, lidiarán una batalla a vida o muerte. Si el serbio gana, conservará el trono mundial y accederá a semifinales. Por contra, si es el checo el que sale victorioso, dejará en bandeja el número uno a Federer y será él quien acompañe a Wawrinka a la antesala de la final.