El Australian Open asoma en el horizonte y los grandes tenistas se reservan para la primera gran cita del año. Mientras tanto, jugadores de segunda línea aprovechan para reivindicarse, irrumpir o simplemente asomar el hocico por lugares en los que habitualmente no tienen permitida la entrada debido a la alta competitividad del circuito ATP. Este ha sido el caso de Jiri Vesely, tenista checo de 21 años que actualmente ocupa el número 63 del ránking ATP. Llegando desde la previa, ha conseguido avanzar a través de un cuadro no exento de jugadores de calidad y, finalmente, presentarse en la final que se celebró en la madrugada de este domingo, en la que se enfrentaría al tenista francés Adrian Mannarino. Un rival, teniendo en cuenta las circunstancias, asequible.

En la primera ronda del torneo, Vesely venció al brasileño Thomaz Bellucci en un encuentro disputado y bonito, del que finalmente salió victorioso gracias a la irregularidad de su adversario. En la siguiente fase, sin embargo, le tocaría enfrentarse al segundo cabeza de serie del campeonato, el letón Ernests Gulbis. Tras ganar el primer set y ceder en el segundo (no volvería a perder ningún set en todo el torneo), finalmente Vesely logró imponerse con contundencia en la manga definitiva y arrasar a un Gulbis que hacía las maletas hacia Melbourne. El encuentro de cuartos de final ante Donald Young fue un mero trámite para Jiri Vesely, y de esta forma se plantaba en unas semifinales ante Kevin Anderson en las que, de nuevo, tenía las de perder. Sin embargo, el checo se impuso con solvencia al sudafricano y, de esta forma, se plantó en la final. La primera de su carrera deportiva.

Día de estrenos

El de Vesely no era el único estreno en una final ATP que tenía lugar en Auckland esta madrugada. El francés Adrian Mannarino, a sus 26 años, hacía su debut también en un encuentro de tales características. Los nervios colmaban el pabellón y la pelota comenzaba a volar sobre la red, entre la raqueta checa y la gala, con la velocidad de vértigo habitual en cualquier partido del circuito. El tenis de Vesely se veía notablemente favorecido por el tipo de superficie en el que jugaban, y eso se percibía en cada intercambio. Mannarino hacía un esfuerzo por aprovechar la velocidad que su rival imprimía a la pelota amarilla, pero a menudo se encontraba sometido en el fondo de la pista sin capacidad de reacción.

De esta forma llegó el primer break del partido. Con un Vesely desatado y sin fallos en el servicio, la única posibilidad de Mannarino era mantener su saque el máximo tiempo posible y así alcanzar el tie-break. No lo consiguió. El joven tenista de la República Checa, actual número tres de su país tras Tomas Berdych y Lukas Rosol, daba un paso adelante sobre el cemento y atacaba con potencia el feble servicio de Mannarino, que se sentía sobrepasado por la situación. Vesely rompía el saque del francés y se colocaba con una rotura a favor que finalmente marcaba el final del set por 6-3.

Mannarino sucumbió en la primera final ATP de su carrera (Foto: Radio Sports).

En el descanso entre ambos sets, la expresión de Mannarino no daba lugar a la esperanza. El tenista nacido en la ciudad francesa de Soizy se mostraba impotente, al darse cuenta de que el estilo y el acierto de Vesely eran impermeables a todos sus ataques. Así siguió siendo cuando se reanudó el partido. De hecho, esta condición se fortificó. El jugador más joven exhibía una mayor frescura a medida que los minutos y los puntos avanzaban, mientras Mannarino se hundía más y más en la pista, errando golpes fáciles y siendo incapaz de penetrar en la sólida coraza tenística que Vesely había logrado construir. De esta forma se cerró el partido, sin mayor historia ni vuelta de tuerca. 6-3 y 6-2. Jiri Vesely era campeón.

Con este título, el jugador checo consigue apagar las voces que lo comenzaban a catalogar como una eterna promesa y aseguraban que su proyección se había estancado de forma definitiva. A sus 21 años, Jiri Vesely se estrena con su primer título ATP, lance que, pese a que sólo constituye el primer paso en un largo camino, nunca deja de ser un movimiento inteligente.